Omán era un país de
ensueño para visitar Fortalezas
medievales, Fue un sultanato, la
sola palabra resulta evocadora, territorio gobernado por un sultán. Y las
Fortalezas, fuertes-castillos se construyeron como defensa y muestra de poder.
El Fuerte de Nizwa era uno de los más bonitos y mejor restaurados. Era
el más grande de la Península Arábiga,
construido durante doce años en el s.
XVII por el Sultán bin Seif al Yaaruba, el primer imán de la dinastía
Yaruba. Primero rodeamos todo el perímetro de la muralla, pegada al casco antiguo de la ciudad. El sol iluminaba las
almenas y las palmeras adornaban los rincones. Al estar rodeado de casas,
resultaba más difícil tener una visión de conjunto de la fortaleza. Pero su torre circular llamaba la atención por
sus grandes dimensiones: 40 metros de altura y 35 metros de diámetro.
El interior del recinto
era laberíntico con infinidad de salas que eran el museo más completo que vimos en Omán. Exhibía joyas, vestidos,
armas, sellos, monedas, mapas, fotos antiguas, vasijas y recipientes en la
cocina…Acabamos la visita en un bar frente al torreón, tomando deliciosas limonadas
con menta y contemplando la puesta de sol entre las almenas.
El Fuerte de Jabreen estaba a unos 45km. de Nizwa. Fue construido en
1675 por el Sultán Bil-arab. Fue un importante centro de enseñanza de
astrología, medicina y leyes islámicas. El interior estaba más desnudo que el
Fuerte de Nizwa. Recorrimos las múltiples salas con hornacinas de obra en la
pared, y alfombras y cojines por el suelo. Algunas hornacinas tenían coranes
antiguos en atriles. Los techos tenían vigas de madera con dibujos en tonos
rojizos. La cocina tenía vasijas de cobre y un pozo en el patio. También había
una cárcel con las argollas en la pared, y las habitaciones de los soldados y
los caballos. Estuvimos subiendo y bajando escaleras y visitando las estancias.
El Fuerte de Bahla fue el que más nos impresionó de los tres. La
altura de los muros era imponente, una gran mole, en medio de un oasis de
palmeras. Era Patrimonio de la
Humanidad. La construcción del fuerte fue una muestra de poder de la tribu
de los Banu Nebhan, que desde el s. XII hasta finales del s. XV dominó el
próspero y frondoso oasis de Bahla. En la época tenía una muralla defensiva de
12km de largo, 16 entradas y 132 torres patrulladas día y noche. Quedaba parte
de la muralla. Como las otras fortalezas tenía infinidad de habitaciones con
hornacinas en las paredes, alfombras y cojines. Tenía varios niveles
comunicados por escaleras laberínticas que a veces llevaban a patios cerrados y
nos perdimos un poco. Había un torreón alto con forma de chimenea en el patio principal. Recorriendo
aquellas impresionantes fortalezas era fácil imaginar los tiempos de esplendor
del sultanato de Omán.
© Copyright 2018 Nuria Millet Gallego