jueves, 10 de septiembre de 2015
LA CIUDAD HISTÓRICA DE BAGERHAT
LOS RICKSHAWS DE BANGLADESH
NAVEGANDO EN EL ROCKET
martes, 11 de agosto de 2015
LA FAMILIA NÓMADA SAN
Los san
eran un pueblo nómada africano, también llamados bosquimanos, “hombres
del bosque”. Se desplazaban por el desierto del Kalahari en busca de
agua, alimentos y refugio. Nos dijeron que el término “bosquimano” les
resultaba despectivo y preferían llamarse san. En Bostwana tuvimos
oportunidad de conocerlos y dimos un paseo con una familia san, formada por
tres hombres, tres mujeres y dos niños pequeños. Se presentaron dándonos la
mano y sonriendo; no hablaban nada de inglés pero nos entendimos. Su lenguaje tenía unos chasquidos característicos.
Eran muy delgados, de piel dorada, las mujeres vestían una falda de piel y los hombres llevaban un taparrabos. Tenían cintas en el pelo, pulseras y adornos hechos con cuentas de plástico de colores. Los hombres llevaban el pelo más largo que las mujeres, en peinados con trencitas. Las mujeres cargaban los niños a la espalda.
Caminamos en
hilera siguiendo sus pasos, contemplando sus largas piernas. De repente pararon
y una mujer excavó la tierra sacando un tubérculo. Era grande, parecido a un
coco verde. Con un palo afilado rascaron la superficie y salieron unas virutas
que estrujaron con la mano obteniendo un agua con sabor a regaliz.
Los tubérculos y la carne de caza, de antílopes, jirafas o cebras, eran su dieta tradicional. Era un pueblo de cazadores y recolectores de frutos, hierbas y raíces. Pero tenían un problema porque la caza era ilegal en Bostwana. Además, fueron trasladados de sus tierras ancestrales porque se descubrieron diamantes en la reserva donde vivían.
Luego nos sentamos
y nos hicieron una demostración de como tiraban los “bastones mágicos”,
por ejemplo para decidir la dirección que tomar para ir de caza. Los hombres hicieron
un fuego en pocos minutos frotando dos palos y soplando el extremo cuando
empezó a salir algo de humo por la fricción. Nos enseñaron que los
excrementos de elefantes también podía quemarse y desprendían un humo que ahuyentaba
los mosquitos.
Los acompañamos a su campamento. Ellos estaban en continuo movimiento y habían caminado 250km, procedentes de la frontera con Namibia, hasta llegar allí. Apenas llevaban dos semanas. En Bostwana era donde había más población san, llegando a 40.000 personas, pero también vivían en Namibia, Angola, Sudáfrica, Zambia y Zimbawe.
El campamento eran tres chozas de cañas amarillas, con una pequeña
entrada. Allí solo dormían o se resguardaban durante la temporada de lluvias.
Los hombres se colocaron unos cascabeles hechos con semillas en las piernas,
eran como sonajeros. Todos cantaron batieron palmas, y bailaron con sus adornos
sonoros.
Su cultura y su
modo de vida tradicional estaban amenazados y se enfrentaban
a muchas dificultades. Pero aquella familia nos mostró en un rato sus habilidades
y recursos para sobrevivir en un entorno tan seco y aparentemente hostil. Todo
un ejemplo de adaptación al medio.
domingo, 9 de agosto de 2015
LOS SALARES DE NATA
Desde Kasane, la base para visitar el Parque Nacional de Chobe, cogimos una combi hasta Nata. El trayecto duró tres horas, a través de terreno bastante árido con algunas acacias y altos cactus de flores rojas.
Nata era una pequeña población del norte de Bostwana, de apenas 6.800 habitantes, lindando con el Delta del Okavango y cerca de la frontera con Zimbawe. Desde allí visitamos en un jeep abierto el Parque Nacional Makgadikgadi, lindando con el Delta del Okavango.
Atravesamos la sabana que formaba parte del Desierto del Kalahari. Entramos en el Parque Makgadikgadi por el Santuario de Aves. Gran variedad de aves sobrevolaban la zona y se veían sus huellas sobre el terreno seco.
En la zona había tres salares llamados Pan, eran lagos secos, blancos y agrietados. Leímos que la suma de los tres salares era mayor que la del Salar de Uyuni en Bolivia. Al pisar los salares crujían a nuestro paso, al romperse la costra superficial. Había huellas de aves. No eran de un blanco tan cegador como los de Uyuni, pero era un paisaje especial, aislado y en un territorio que pertenecía a los animales.
Paramos en el Delta del río Nata y encontramos un gran lago, cuya extensión no hubiéramos podido imaginar en un paisaje tan seco. El lago se perdía en el horizonte, aunque nos dijeron que no era muy profundo, apenas cubría las rodillas y en época de lluvias tal vez superaba el metro de profundidad. Dentro del lago, en una lengua de tierra próxima a la orilla, descansaban unos pelícanos de pico amarillo, mezclados con gaviotas
En los alrededores crecía hierba amarilla alta, entre la que pastaban manadas de ñús y búfalos, entre algunos baobabs.
Nos alojamos en el Nata Lodge, que renació de las cenizas tras un incendio. Era un pequeño oasis en el desierto, con piscina y rodeado de vegetación, con alguna palmera.
Al día siguiente, desde Nata fuimos a Gweta en un trayecto de una hora. Allí hicimos otra excursión al Pan Netwetwe. Nos llamaron la atención los grupos de suricatas, pequeñas mangostas que tenían la peculiaridad de ponerse de pie, erguidos totalmente y colocando los bracitos en su parte delantera. Eran una especie de roedores con cola, tipo ardilla y correteaban a cuatro patas. Estuvimos un buen rato viéndolos corretear, erguirse mirando a su alrededor y excavando sus madrigueras. Eran realmente curiosos y muy graciosos.
Atravesamos el salar
llamado Pan Netwetwe. La primera visión fue una larga franja blanca en el
horizonte, tras la hierba amarilla. Cuando nos metimos dentro del salar Netwetwe con el jeep apreciamos su extensión. Bajamos del vehículo y el terreno
crujía bajo nuestros pies. Era una fina costra superficial, con grietas de
forma hexagonal. No se veía nada ni a nadie, era una inmensa superficie desierta.
El paisaje era una franja de cielo azul, una franja blanca del salar y detrás la hierba amarilla. Empezamos a corretear y hacer fotos, jugando con la perspectiva, como en el Salar de Uyuni. Al no haber referencias podían percibirse ilusiones ópticas. Contemplamos la puesta de sol en la laguna. La salina se tiñó de tonos dorados, y la franja de cielo de alrededor cambió de los rojos a los rosados.