De todos es sabido que
la cocina china tradicional es toda una experiencia. Hay que degustar los
platos con todos los sentidos. La cultura milenaria china se expresó en el arte
y en la gastronomía, que para muchos, es otra forma de arte.
Quiero reunir aquí una
muestra de los puestos callejeros que encontré. Me llamaron la atención las piruletas de crujientes camarones con
cáscara incluida, y los pinchos de
pequeños cangrejos, algo incómodos para comer por la calle.
El pato lacado, un plato imperial, también puede encontrarse en los
puestecillos populares. Su color naranja intenso se debe a la salsa hecha de
miel y soja, que aplican con un pincel. Aunque creo que los de la foto son
muslitos de pollo preparados de forma similar.
Otra posibilidad eran
los variados pinchos vegetales con
tiras de pimientos, lechuga, zanahoria, setas y otras verduras. Los fideos
chinos o noodles, y el arroz
acompañan todos los platos.
Por aquí decimos que
“todo lo que corre o vuela, a la cazuela”, pero en China habría que añadir todo
lo que repta, salta, o todo bicho viviente. Paseando una noche encontramos toda
una calle en la que uno de los platos estrella eran las orugas a la plancha, tostaditas y más gruesas que uno de mis dedos.
Frescas, eso sí, porque no paraban de moverse en la bandeja.
Acabo con un plato de
restaurante, de presentación exquisita: dados de pollo, calabacín y anacardos,
acompañados de escarola con una flor lila, delicadeza de la casa.
Buen provecho!
© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego
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