Libreville, la capital de Gabón, se extendía a lo largo de 15km de la costa del Océano Atlántico. Fue fundada por esclavos liberados por las autoridades francesas de un navío brasileño. Su nombre significaba “ciudad libre” en francés.
Al principio al del
viaje nos alojamos en el céntrico barrio Louis, y al final en el Hotel Tropicana,
de construcción blanca, y situado en la playa entre un gran palmeral. El
aeropuerto estaba cercano. Las playas del estuario tenían altas palmeras
y arena dorada. Se veían algunas canoas hechas de troncos de árbol vaciados.
Los niños jugaban y se bañaban, y su piel parecía barnizada por el agua y la
luz del atardecer. En la playa había grandes troncos secos varados en la arena;
los gaboneses que paseaban por allí los utilizaban para sentarse a contemplar
el mar y así lo hicimos.
Al atardecer encontramos una boda en la playa. Una multitud se arremolinaba en grupos. La novia llevaba vestido blanco y el novio traje gris. Las mujeres llevaban sus mejores galas, vestidos de estampados coloridos, con la pañoleta o turbante en la cabeza a juego.
Unos chicos
tocaban tambores y había mucho ambiente. Les pedí permiso a las mujeres para
fotografiarlas, y todas sonreían y posaban orgullosas. Las niñas llevaban
peinados fantasiosos de trencitas. Aquellas escenas de gran colorido y
animación fueron una buena despedida de nuestro viaje a Gabón.
Vimos la Catedral de Saint-Marie de 1958. Nos gustó más la Iglesia de Saint Michel de Nkombo, que tenía columnas de madera labradas con figuras bíblicas y leyendas africanas, y un mural pintado en la entrada. Todo hecho por el artista Zéphirin Lendogno en 1949. Lo que más nos gustó fue su ambiente. Como era domingo había muchas personas reunidas sentadas en los bancos de la entrada, entre columnas. La mayoría eran mujeres que lucían sus coloridos vestidos y pañuelos estampados. Aquellas escenas de gran colorido y animación, como las de la boda en la playa, fueron una buena despedida de nuestro viaje a Gabón.
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