Río Caribe era un pueblo de
pescadores en la costa del Mar Caribe. Fuimos al puerto a buscar una barca que
nos llevara a las playas. Encontramos una barca de bonito nombre, el Pancito
Carúpano. Nos llevó a Playa Medina, la más lejana y con fama de ser una
de las más bonitas del país. Tenía forma de media luna y un gran palmeral denso
y abundante. Por detrás de las palmeras cocoteras asomaban las altas montañas. El
agua estaba tranquila y azul. Fue nuestra playa favorita del viaje por
Venezuela.
Nos instalamos a la sombra de un chamizo o bohío, como los llaman los venezolanos, y nos bañamos en el mar. En la parte de atrás de la playa había chiringuitos que preparaban platos de pescado asado con “contornos”, que era como llamaban la guarnición: arepas, ensalada y banana frita. Un plato completo. Tras la comida nos recogió la barca Pancito Carúpano y nos llevó a la playa de Uva, más pequeña y también bonita, donde nos dimos otro chapuzón. La última del día fue la playa el Caracolito, con un buen palmeral, aunque no grande como el de Playa Medina. La costa entre las playas la formaban acantilados rocosos que fuimos bordeando con la barca.
El pueblo de Río Caribe nos gustó, con sus
coloridas casas coloniales de planta baja, con rejas en las ventanas.
Las fachadas estaban pintadas en tonos pastel: rosa, verde, azul, amarillo…La
plaza Bolivar era el centro y tenía una iglesia colonial del s.XVIII, que
destacaba por su blancura entre las verdes palmeras. Por las calles se veían coches
antiguos, modelo Chevrolet, como en Cuba.
Otra de las playas venezolanas que nos encantó fue Playa Colorada. Estaba bordeada por palmeras y con islas rocosas. La barca “El barón de Dios” nos llevó a hacer buceo con tubo a La Piscina, una barrera coralina de aguas tranquilas. Bordeamos las islas Arapito y Arapo. La barca nos dejó en un islote entre las dos islas y nos recogió horas después. El agua estaba tranquila y tenía tonalidades azul verdosas. Buceamos y nadamos desde la isla de Arapito a la de Arapo. Vimos corales laberinto y otros que parecían ramilletes de flores lilas y naranjas. Entre las rocas había muchos erizos negros de largas púas y con el cuerpo rojo. Había peces de rayas negras y amarillas, o azulados y bandadas de peces diminutos plateados que nadaban juntos. Fueron días fantásticos. Y Venezuela tenía muchos más atractivos, además de sus preciosas playas.
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