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miércoles, 10 de septiembre de 2025

GRODNO

 

Llegamos a Grodno en una furgoneta Marshrutka desde Brest, un trayecto de 239km. El día estaba nublado y destacaba la Iglesia de San Francisco Javier, de fachada blanca con cúpulas azul cielo.

Otro edificio notable es el Teatro de Arte Dramático, de arquitectura moderna, con una escultura del caballo alado Pegasus. Cerca está el Monasterio San Bernardino, de fachada amarilla.

Cruzamos el Old Bridge sobre el río Nieman y contemplamos las vistas de la ciudad con sus iglesias y Castillos.


Después visitamos el Castillo Viejo. Fue construido en madera a finales del s. XI como una fortaleza defensiva. Y bajo el Ducado dd Lituania durante el s. XVI se reconstruyó en piedra y ladrillo, con cinco torres. Sirvió como residencia de Stefan Bathory, el rey de Polonia y Lituania, y fue ocupado por el ejército ruso, que lo convirtió en cuartel militar. Nos gustó especialmente su torre principal.



Visitamos varias salas a distintos niveles, la galería, azotea con vistas, una iglesia interior con vidrieras y el baño. El baño real tiene una gran bañera de madera, jofainas y una estufa con depósitos de cobre. Unas miniaturas ilustraban como se calentaba el agua con maderas y hierbas aromáticas.



En varias habitaciones hay bonitas estufas de cerámica esmaltada. Una gran sala con ventanales y chimenea tiene un gran friso mural con figuras pintadas y esculturas de mujeres en cada esquina, sosteniendo los techos artesonados. En el Castillo Nuevo hay un Museo de Historia y Arqueología que no pudimos visitar.


La Torre de observación de los bomberos fue construida en 1912 para labores de vigilancia, tras el incendio que sufrió la ciudad en 1885. La fachada de la Estación de Bomberos tiene un gran mural.


Cerca está la Sinagoga, un gran edificio de fachada color crema y naranja, con estrellas de David. En el interior vimos el Libro de la Torá.


Seguimos paseando por la calle peatonal Sovietskaya con tiendas, cafés y restaurantes. Estaba bastante apagada porque llovía y la gente se refugiaba en los modernos centros comerciales..

Cenamos en el restaurante Stary Lyamus, en una casa antigua en Gilibert Park. El restaurante está en la gran buhardilla con vigas de madera, decorado con ruecas, planchas de metal, jarras y objetos antiguos. Muy acogedor. Pedimos una olla de barro con fríjoles y una cazuela de champiñones gratinados, con cervezas tostadas. Al salir, la calle Sovietskaya estaba iluminada.