miércoles, 13 de noviembre de 2024
EMIRATO FUJAIRAH
lunes, 20 de febrero de 2023
LA FIESTA EN EL CASTILLO OTOMANO
Jizán (o Jazán) era
una ciudad a orillas del Mar Rojo, en el extremo
suroeste de Arabia Saudí. Estaba a 1.145km de Riad. Llegamos en avión, en un
trayecto de 1h 45. Fue el único avión interno que cogimos en el viaje por el país; el
resto lo hicimos con los autobuses de la compañía estatal SAPTCO. La guía de la
Lonely Planet le dedicaba unas pocas líneas.
Su mayor atractivo era el Castillo Otomano, en una colina. La luz del atardecer teñía de dorado sus grandes torreones y almenas. Lo encontramos lleno de gente, con ambiente festivo. Ensayaban para la fiesta del Día Fundacional de Arabia Saudí, aniversario de su fundación como Estado, el 22 de febrero de 1727. En esa fecha fue cuando el imán Mohamed bin Saud comenzó a gobernar en la ciudad de Al Diriyah, en el oeste de los que hoy es Riad, para después ir expandiendo su reino por la península arábiga. Aunque el Día Nacional se celebraba el 23 de septiembre.
En el patio había
una jaima con alfombras y telas con coloridos estampados. Unas mujeres
estaban ataviadas con sus mejores galas, maquilladas y adornadas con joyas de
oro. Siguiendo la tradición ocultaban su rostro y solo mostraban sus bonitos
ojos. Les pedimos permiso para fotografiarlas y accedieron sonriendo, con sus miradas
expresivas.
Había un grupo de niños con túnicas blancas y otro grupo de niñas y mujeres con abayas negras. Desfilaron ordenadamente y ensayaron su ceremonia con la música de los altavoces. Revolucionamos un poco el ambiente y grupos de adolescentes venían a preguntarnos de donde éramos entre risas y a pedirnos fotos.
Al salir del castillo fuimos al Farasan Island Ticket Center, una pequeña oficina donde reservamos los billetes gratuitos de Ferry para ir a las cercanas Islas Farasán, a 40km de la costa árabe. Teníamos curiosidad por conocerlas. Luego paseamos por La Corniche. Tenía un parque con una noria, a orillas del Mar Rojo. Las familias se sentaban en alfombras en el suelo, tomando té, haciendo pequeños picnics y contemplando el horizonte.
sábado, 18 de febrero de 2023
RIAD, RASCACIELOS Y TRADICIÓN
Empezamos el recorrido en la Fortaleza Masmak del s. XIX. Tenía forma rectangular y estaba hecha de adobe, con cuatro torreones en sus extremos y una quinta torre de vigilancia en la parte central. Estaba en una plaza con palmeras. Fue la residencia de la familia real saudí hasta 1938, cuando se trasladaron al Palacio de Murabba. En el interior tenía un Museo con armas, joyas, vestidos, fotografías, vídeos. Nos gustaron las puertas de madera con adornos de hierro y dibujos geométricos. Dos niñas la visitaban con sus familias, vestidas con coloridas túnicas festivas.
Al lado estaba la Gran
Mezquita Imam Turki Bin Abdullah. Era una de las más grandes de Arabia Saudí,
con capacidad para 17.000 personas. Fue construida en el año 1993 y su nombre
hacía referencia al fundador del Emirato del Nejd, que fue el gobernador.
Estaba en la gran Plaza Deerah o Al Safa, donde se ubicaba el mercado
antiguamente. Tenía palmeras y cafeterías. Pero su lado oscuro era que allí se continuaba
ejecutando a los presos según la ley islámica, como si fuera la Edad Media. Unas
fuentes apagadas en una esquina marcaban el lugar. Sobrecogía saberlo y parecía
increíble, pero era real.
Cerca estaba el zoco Al Thumairi. Tenía muchas tiendas de abayas, la vestimenta tradicional de las mujeres. Otra parte era de antigüedades, con gramolas, teteras, cajas, mesas, taburetes, morteros, puertas, dagas decoradas, radios antiguas, lámparas, alfombras y otros objetos. Un buen lugar donde perderse y curiosear.
Curioseamos el Centro
Comercial ubicado en el mismo edificio del Kingdom Centre. Nos llamó la
atención encontrar tiendas de ropa interior, con los maniquíes con sujetadores y
braguitas a la vista, todo un contraste con las mujeres compradoras con abayas
negras y el rostro cubierto mostrando solo la ranura de los ojos. Las tiendas
de lujo no tenían mucho interés para nosotros, lo interesante era el ambiente
de la gente paseando. Los halls de los
centros comerciales eran tremendos, de gran altura, con palmeras interiores,
los árabes lo hacían todo a lo grande.
Riad era una ciudad diseñada para recorrer en coche
por las grandes distancias, casi nadie iba a pie. Aún así, la pateamos y paseamos
por Riad
al anochecer viendo las rascacielos iluminados. El Sky Bridge del Kingdom Center
cambiaba de color: rojo, lila, verde, naranja. Había dos edificios con forma de
vela, otro iluminado como un abeto navideño. otro con forma de ovni y torres curiosas. Riad nocturna era todo un
espectáculo.
Al día siguiente
visitamos Diriyah, la antigua ciudad de adobe Patrimonio Mundial.
Estaba a 25km de Riad. Fue el hogar ancestral de la familia Al Saud en Wadi
Hanifa. Leímos que era uno de los lugares más evocadores del reino. Era un
recinto con muros de adobe entre palmeras. Estaba totalmente restaurado, con
torreones y casas decoradas con dibujos geométricos labrados en el adobe de las
fachadas.