Hay países en los que
la población que habita es inferior a los que viven fuera de él. En Armenia
habitan 3,2 millones de personas, y ocho millones de armenios están en la diáspora y viven en Rusia, EE.UU,
Francia, Líbano y Siria principalmente. Algunos armenios famosos son el tenista
André Agassi, el cantante Charles Aznavour, el director de cine Atom Egoyan o
la cantante/actriz Cher.
El escritor Colin
Thubron afirmó sobre los rusos que “Se dice que el ruso se parece a la cebolla,
cuando más los pelas más lloras”. Pues con los armenios sucede igual, mientras
más conoces su historia, más trágica y penosa parece, y entiendes el carácter melancólico
de los armenios. Armenia se recuerda por su tragedia del genocidio llevado a cabo por el Imperio Otomano de 1915 a 1923.
La religión, la parte
espiritual está muy presente e impregna todo el país. En los bonitos
monasterios se respiraba misticismo. También nos atrapó la belleza del lago Seván.
El lago estaba a 1.900m. sobre el nivel del mar. La guía lo describía como un
gran ojo azul de 80km. de longitud y 30km. de anchura. Su color cambiaba de
deslumbrante turquesa a azul oscuro. El día en que lo vimos era soleado y el
agua tenía un azul luminoso.
Cogimos un pequeño
barco para hacer un recorrido por el lago. Desde el agua vimos dos ermitas
sobre la colina, a la que más tarde subimos. Las iglesias tenían las típicas cruces armenias llamadas Khatchkars,
talladas en piedra rojiza. La cruz tenía inscripciones y descansaba en un
símbolo del sol o rueda de la eternidad.
Desde allí fuimos a Noroduz, que tenía el segundo
cementerio de Khatchkars mayor del mundo. Miraras donde miraras veías cruces de
distintos tamaños y diseños, con dibujos geométricos simbólicos. Otros grabados
representaban una caravana de bueyes o un festín de bodas. Había más de 50.000 cruces en el país, estaban consideradas
patrimonio cultural por la Unesco, eran únicas en su género y no había dos
iguales. Otra curiosidad de aquel misterioso país.
© Copyright 2014 Nuria Millet
Gallego