Los
tres deportes nacionales de Mongolia son las carreras de caballos, la lucha y
el tiro al arco. Una oportunidad para verlos es
coincidir con el Nadaam, la
festividad anual que se celebra el 11 y 12 de julio, coincidiendo con el Día de la Independencia de Mongolia.
Cada pueblo y ciudad tienen su propio Nadaam que a veces se celebra unos días
antes. Leímos que los Nadaam en los pueblos más pequeños son los más
pintorescos e interesantes.
En las afueras de Karakorum tuvimos la sorpresa de
encontrar, fuera de temporada, una de estas celebraciones. En la estepa habían
montado cuatro tiendas azules sobre la hierba verde formando un espacio
circular. Dentro del gran círculo luchaban
dos gigantes. Iban vestidos con unos calzones azul cielo con dibujos
blancos y botas altas. También llevaban un sombrero que me recordaba el cuello
de una botella de champán. Eran altos y fuertes, parecían gladiadores.
Los espectadores lucían
sus mejores galas: iban vestidos con sombreros variados y con el deel
tradicional, una especie de túnica de seda de colores ceñida con una faja o un
cinturón con hebilla de plata labrada, y botas de cuero con adornos. También
había algunos monjes budistas con sus túnicas granates. Todos estaban muy
atentos al espectáculo.
Los luchadores saludaron
al público con estiramientos de brazos, el “saludo
del águila” lo llamaban. Flexionaron las piernas, se agacharon apoyando las
manos en sus poderosos muslos, y luego iniciaron la lucha. Un juez, vestido con
un deel de seda amarilla, vigilaba y
arbitraba el encuentro. Se enzarzaron cuerpo a cuerpo hasta que uno venció al
otro, volteándolo y tumbándolo en el suelo. Todos estallaron en aplausos
entusiastas.
Al atardecer llegó el
momento de la entrega de premios. Los niños miraban con admiración a aquellos
fornidos hombretones. Al ganador le ofrecieron un cuenco para beber un líquido
blanco. A nosotros también nos ofrecieron otros cuencos, era airag,
la leche de yegua fermentada, que
probamos en honor de los luchadores.
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Nuria Millet Gallego