Yereván (o Ereván) era capital de Armenia desde el final de la II Guerra
Mundial. El Monte Ararat, símbolo de la ciudad, la custodiaba. La
mayoría de casas estaban hechas de toba, la piedra rosada, que
embellecía la ciudad .El centro de Yereván conservaba bonitos edificios
rusos del s.XVI, con parques, museos, teatros, galerías y cafés.
La Plaza de la Libertad era el corazón de la ciudad. Había mucho ambiente alrededor de la Ópera, un edificio semicircular de piedra gris. Recorrimos las calles, la principal tenía el nombre de Mesrop Mashtots, el creador del alfabeto armenio.
El Complejo Cascada era un monumento simbólico con terrazas
escalonadas que conmemoraba. Había estanques, fuentes, jardines y dos estatuas
de Botero, un guerrero y un gato, fácilmente reconocibles.
Las calles peatonales estaban repletas de gente paseando y sentados en las grandes terrazas. En la calle Pushkin vimos la casa donde vivió el escritor, con un busto en la fachada. Fue uno de los autores de literatura rusa más brillantes, junto con Dovstooievsky, Tolstoi y Gogol. El museo de los Mártires recordaba el dolor del genocidio que sufrió el pueblo armenio.
Desde Yereván fuimos a
Echmiadzin, a solo 20km de la capital. Allí fue donde San Gregorio
construyó la primera iglesia armenia tras tener la visión de un rayo
cayendo a tierra. Estaba considerado un lugar sagrado, algo así como el
Vaticano de la Iglesia Apostólica Armenia. Y era Patrimonio de la Humanidad.
Además, fue capital desde el año 180 al 340, cuando la nación armenia adoptó el
cristianismo.
La piedra oscura
estaba muy desgastada pidiendo una restauración. De hecho, la torre principal y
la fachada tenían un andamio metálico, estaba en proceso de reformas. La
estructura de la iglesia era bonita, pero la vimos un día nublado y con su
desgaste y las obras no lucía mucho.
El interior también era oscuro, hasta un poco lúgubre. Vimos el museo religioso Tesoros de Armenia, ubicado en la iglesia. Tenía cruces de plata parecidas a las de Etiopía, inciensarios, relicarios con brazos de plata y piedras preciosas conteniendo fragmentos de huesos de santo. Exhibía hasta un trozo del Arca de Noé…Eran tesoros coleccionados por la iglesia durante 1700 años.