Dominica era otra isla
de las Antillas Menores en el mar Caribe. Llegamos con ferry desde Isla
Guadalupe, en un trayecto de dos horas, con el mar tranquilo. Dominica consiguió
la independencia de Reino Unido en 1978, pero era territorio inglés, y pertenecía
a la Commonwealth.
Los ingleses y franceses se repartieron las islas caribeñas y con la independencia dejaron de ser colonias pero siguieron ligadas a ellos. Seguían teniendo intereses en las plantaciones de caña de azúcar y de café, cacao, vainilla.
Rosseau era la capital
de Dominica, entre verdes montañas. Se veía más ambiente caribeño y nos gustaron las casas de madera
de colores, con balcones y buhardillas, y sus tranquilas plazas arboladas con glorietas.
Vimos la Catedral de Rosseau, hecha de piedra oscura volcánica y en restauración desde hacía años. No pudimos ver el interior y sus vitrales.
Visitamos el Museo
de Dominica, sobre la historia de la isla y sus gentes. Los primeros
pobladores fueron mesoamericanos, indios del río Orinoco que vinieron en
canoas, y de México. Reproducían
una habitación de la época colonial con su escritorio y el aparador alacena
para los platos.
El edificio frente al Puerto, donde estaba ubicado el museo era de 1700. En sus porches se establecía el mercado. Había fotos antiguas de los dominicanos vestidos con trajes de algodón blanco, algunas familias posaban para el fotógrafo; otros estaban en el mercado o en la calle, haciendo su vida cotidiana. Fue interesante.
Pasamos algunos días en la isla visitando las Cascadas Trafalgar, las piscinas de aguas sulfurosas y el Lago Freshwater en el Parque Nacional Morne Trois Pitons.