martes, 6 de diciembre de 2022
EL LAGO DEL P.N. MORNE TROIS PITONS
martes, 2 de marzo de 2021
EL NILO Y EL DESIERTO
Partimos de Jartum hacia el norte de Sudán, en ruta hacia Old Dongola. Atravesamos el Desierto Bayuda, el nombre que recibe el Sáhara en territorio sudanés. Al principio el paisaje tenía un extraño contraste entre sus montañas negras y las dunas doradas; era un desierto con algunos arbustos y matorrales, con grupos de camellos y cabras. Los camellos mordisqueaban las ramas de los arbustos. Luego pasó a ser totalmente arenoso con dunas onduladas. En las paradas confraternizamos con otros conductores sudaneses.
La carretera asfaltada era una larga cinta
gris entre dunas, totalmente recta y sin apenas tráfico. Estaba en buen estado,
nos dijeron que la habían construido los chinos hacía unos diez años. Pero la
fuerza invasora del desierto se dejaba notar, y en algunos tramos la arena
invadía el asfalto, tapando un carril completo. Más adelante vimos excavadoras
que, a modo de quitanieves, se ocupan de retirar la arena. Si no fuera por las
excavadoras el desierto acabaría engullendo la carretera.
Sabíamos de la proximidad del Nilo por las
grandes franjas de verdor, vegetación y palmeras que avisaban de la presencia
del río. Eran como oasis fértiles con cultivos de habas, cacahuetes, mijo y
palmeras datileras.
Vimos la Tercera Catarata del Nilo, en realidad rápidos que impedían la navegación. Subimos a un montículo rocoso para contemplar las vistas. Se veían remolinos en la corriente de agua, transparente verdosa. Bajaban algunas barcas, y otras estaban varadas en una lengua de arena. Más adelante cogimos un Ferry para cruzar el Nilo y una barcaza azul para ir a la isla de Sai, donde nos esperaban otras ruinas nubias.
domingo, 17 de marzo de 2019
PLAYAS DE COSTA DE MARFIL
El paseo por la playa de Mondoulou hasta el pueblo de Modeste, a 8km. de Grand Bassam fue fantástico. Las barcas de madera, alargadas y sencillas, estaban varadas en la arena. Encontramos varios grupos de pescadores, unos arrastraban las redes del mar desde la arena, colocados en hilera. Otros recogían la captura de las redes y la colocaban en grandes palanganas metálicas que se llevaban las mujeres sobre la cabeza. Los niños zascandileaban alrededor.
domingo, 21 de enero de 2018
FORTALEZAS OMANÍS
miércoles, 13 de abril de 2016
GUARDALAVACA Y OTRAS PLAYAS CUBANAS
Como resistirse a
visitar un lugar llamado Guardalavaca. El nombre nos llamó la atención y fuimos
para allá. Además leímos en la guía que Colón describió aquel tramo de la costa
como el lugar más hermoso en el que se habían posado sus ojos, con playas
tropicales, frondosas colinas verdes y arrecifes coralinos con abundante vida
marina. Guardalavaca era más extenso que Varadero y menos aislado que Cayo
Coco.
El arrecife estaba
a 200m de la costa y había 32 enclaves de buceo accesibles en barco, con
grutas, pecios y formaciones coralinas. Una descripción atractiva.
La playa tenía arena blanca fina, palmeras, arbustos casuarinas y mar verde azul translúcido. Nos instalamos con el pareo a la sombra de uno de los arbustos de tronco retorcido. El baño refrescante en aquellas aguas transparentes fue una delicia. Había algunas familias cubanas bañándose y haciendo picnic bajo los árboles. En el pasado los cubanos no tenían permitida la entrada a Guardalavaca.
Al día siguiente fuimos a Playa Esmeralda y Playa Pesquero, que estaban adyacentes. Fuimos en guagua, el bus que conectaba las playas por 5 pesos. Playa Pesquero no era más bonita que Guardalavaca, y tenía más gente, más hamacas y más parasoles de cañizo.
Playa Esmeralda nos enamoró. Sus aguas tenían ese color esmeralda o verde turquesa. Las familias hacían picnic instaladas bajo la sombra de los árboles, con sillas y tumbonas. Comían, bebían, dormían la siesta y pasaban el día allí.
Desde Camagüey fuimos a Playa Santa Lucía, otra de nuestras favoritas. Era una playa larga con algas. Nos dijeron que antes las limpiaban, pero ya no se hacía por motivos ecológicos. Cubría poco y en algunos lugares las algas dejaban un claro circular, como una piscina. Hicimos buceo con tubo en la zona de corales. Salimos en un pequeño catamarán.
El buceo en Playa
Santa Lucía fue fantástico. Los peces más abundantes eran amarillos con franjas
negras y verdes con la cola azul. Vimos estrellas de mar y corales.
Había corales lilas ramificados o en abanico, corales de dedo, y corales con
forma de cerebro o laberintos. Los corales amarillos de fuego recibían
ese nombre porque al tocarlos producían una quemadura muy intensa.
Al día siguiente fuimos a Playa
los Cocos en una carreta de caballos. Era preciosa, con bastantes palmeras
cocoteras. El mar era como una acuarela de tonos azules y verde transparente.
Disfrutamos un montón del baño y descansamos en el pareo extendido a la sombra
de una palmera. Al otro extremo se veía el Faro Colón en el Cabo Sabinal.
Pepito, el cochero, nos habló de una zona donde podía hacerse buceo sin barco, viendo peces y los restos de un barco naufragado. El pecio estaba a pocos metros de la costa, en una zona que no cubría. Fue una sorpresa descubrir un montón de peces arremolinado en torno al barco y sus oquedades. Había corales pegados al casco oxidado, y grupos de peces nadaban y se resguardaban entre sus hierros. Había peces grises con rayas amarillas horizontales, plateados y azules con la cola amarilla. No esperábamos tal cantidad de peces allí. Disfrutamos del buceo entre el barco hundido.
Otra zona de
playas preciosas eran los Jardines del Rey y Los Cayos, islas conectadas
por tierra por una calzada elevada sobre el mar de 24km. La zona era muy verde
y exuberante. La calzada era una construcción sorprendente, muy recta y asfaltada,
como un puente, la llamaban pedraplén, y apenas se elevaba un metro sobre el nivel del agua. La construyeron
en 1984.
Había otros 20km hasta Cayo Guillermo. Su playa nos encantó, tenía un muelle de madera con pabellones de cañizo. Nos alojamos en un complejo de villas dispersas en un jardín, era la única posibilidad porque el alojamiento en casas particulares no estaba permitido en aquella zona. Playa Pilar estaba a 8km de Cayo Guillermo y tenía fama de ser la más bonita de la isla.
Pasamos por otro
pedraplén hasta Cayo Coco. En realidad era otro islote unido a tierra,
que formaba parte del Archipiélago de Sabana-Camaguey o Jardines del Rey. Era
la cuarta isla más grade de Cuba y el principal destino turístico después de
Varadero. Antes de 1990 no era más que un manglar repleto de mosquitos. Cayo Coco
nos encantó, igual que Cayo Guillermo. Tenía muchas palmeras, arena blanca y
agua verde azul. Todas las playas cubanas rivalizaban en belleza.