La adormilada
ciudad de Concepción estaba a orillas del rio Paraguay. Paseamos por la calle
Estegarribia con varias mansiones antiguas restauradas y pintadas de colores
crema o granates. Las mejores eran edificios municipales.
Nos alojamos en el bonito Hotel Colonial Francés, con patio interior y ventiladores. El Mercado tenía puestos con frutas, con sandías grandes. Se veían algún carro de caballos, transportando mercancías. Hacía un calor tremendo y nos refrescamos en una heladería con ventiladores en el techo. Al final de la calle Avenida había una enorme estatua de la Virgen María vigilando a los paseantes. Y vimos una pancarta con una declaración de amor.
Dimos un paseo en barca por el río Paraguay. Las aguas estaban muy tranquilas y resultó agradable deslizarse lentamente. La otra orilla era una isla y en ella vivía el lanchero, que nos mostró su casa de madera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario