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sábado, 9 de noviembre de 2024

AL AIN, FORTALEZAS, OASIS Y CAMELLOS

Desde Abu Dabhi cogimos un bus a la población de Al Ain, dentro del mismo emirato, un trayecto de 156 km por un paisaje desértico, que hicimos en dos horas.

En Al Ain visitamos dos fortalezas-castillo. El primero fue el Fuerte Al Jahili, construido en el s. XIX para defender a la ciudad de ataques hostiles. Era imponente con su entrada flanqueada por dos torreones con estacas y ventanucos y almenas triangulares. Tenía un torreón circular en forma de espiral, tipo zigurat. El perímetro estaba marcado por una muralla, rodeada de palmeras. 

 

En el interior visitamos varias salas con fotografías y vídeos explicando su historia. Nos obsequiaron con café y dátiles en una sala con divanes y cojines. Familias indias con mujeres vestidas con saris se prestaron a fotografiarse con nosotros.


El fuerte Qsar Al Muwaiji, fue el lugar de nacimiento del jeque Khalifa bin Zayed, actual presidente de los Emiratos Árabes Unidos. Había salas con fotos y paneles explicando la vida y milagros del jeque, y algunos objetos. 

Otro torreón circular en espiral era el del Museo del Palacio, cerrado temporalmente. Sí pudimos visitar el Museo de Fujairah, arqueológico y etnográfico, muy interesante.

Por la tarde fuimos al Oasis de Al Ain, declarado Patrimonio de la Humanidad. Era un extenso palmeral en un recinto amurallado, con paredes de adobe. Las palmeras datileras ofrecían una sombra que se agradecía con el calor del día.

Vimos el sistema de irrigación con los canales de riego. Había una bonita mezquita en el interior del recinto. Familias de emiratíes paseaban por allí, las mujeres con sus abayas negras y los hombres con sus túnicas blancas. 


Al día siguiente fuimos  a ver la Montaña Jebel Hafeet, de 1249m de altura, la mas alta de Abu Dhabi, y en la frontera con Omán. Era muy árida, con pocas zonas de verdor. Subimos hasta la cima para contemplar el paisaje y las vistas de la ciudad.


El  Mercado de camellos estaba a 12km de Al Ain. Había cientos de camellos agrupados bajo construcciones techadas y con verjas. En la entrada colocaban una cuerda para que no se escaparan.

Los camellos comían y bebían en los abrevaderos. Se movían dentro del recinto, a veces empujándose, y estiraban el cuello para vernos. Nos olían con sus grandes hocicos. Sus ojos negros tenían largas pestañas.


Era un entorno muy abigarrado, un mosaico de jorobas y cuellos, muy fotogénico. Nos recordó el Mercado de Camellos de Nuakchot, en Mauritania, aunque allí estaban libres.

Los camelleros, con sus túnicas blancas con chalecos, deambulaban por allí. Algunos nos saludaban sonriendo y nos invitaban a ver su grupo de camellos. Nos dejaron tocar y acariciar los camellos y bromearon con nosotros.



viernes, 30 de agosto de 2024

TRIBUS Y GENTES DE CHIBIA Y ALREDEDORES


En el mercado de Chibia vimos algunas mujeres de la etnia Muila o Mwila. Se caracterizaban por llevar unos anchos collarines  de barro, y sus peinados con trenzas recubiertas de estiércol y barro, según leímos. Vestían faldas largas y pañuelos estampados a modo de chal.

Las mujeres Muilas adultas llevaban varios coĺlares superpuestos de cuentas de colores, por encima del de barro. Les elevaba el cuello y las embellecía. Y llevaban el pecho descubierto, a diferencia de las Muila.





El mercado de Chibia despertaba tarde, fuimos a las nueve y todavía estaban montando los puestos. Algunos nos saludaban con un "Bom día" y se mostraban dispuestos a conversar.

Las mujeres Mwilas casadas llevaban un cordón ceñido al pecho, como distintivo. Parecía bastante incómodo. Bromeamos con que los hombres seguro que no llevaban cordones. En contraste vimos una pareja Mwila vestida elegantemente con telas estampadas.


Había puestos con toldillos con ropa, radios, botecitos de limpieza y aseo y otros. También vendían leña, que acarreaban las nujeres sobre su cabeza. En el suelo se instalaban las vendedoras de hortalizas: tomates rojos y amarillos apilados y coles. Eran los de más colorido. Vimos un niño colocado en un barreño, a modo de cuna, junto a los tomates. 



En el mercado de Mangueiras también vimos puestos de hortalizas, y lo mejor fue la gente que encontramos. Estaban predispuestos a entablar una breve conversación en portugués y nos regalaron sus sonrisas.




lunes, 19 de febrero de 2024

CHINGUETTI, LA CIUDAD SAGRADA

Chinguetti era una de las ciudades sagradas del Islam, y fue un importante paso en la ruta de las caravanas transaharianas. Fue fundada en el s.XIII y en su época de esplendor tuvo 11 mezquitas y la atravesaron caravanas de 32.000 camellos cargados de sal y otras mercancías. Era Patrimonio de la Humanidad.

La Mezquita del Viernes tenía un alto minarete del s. XIII, de construcción cuadrada, que sobresalía entre las casas de la ciudad vieja. Estaba declarada  Patrimonio de la Humanidad.
La vimos desde la azotea de El Rincón Mágico, una casa donde ofrecían vistas y té por 100 ouguiyaa (2,5€). Estuvimos sentados en una sala alfombrada con cojines.

A la hora de la oración la Mezquita abrió sus puertas. La entrada a los no creyentes no estaba permitida, pero aprovechamos para asomarnos y ver mejor su patio y fotografiarlo.



La ciudad tenía 5 Bibliotecas familiares que contenían libros y manuscritos antiguos. Algunos eran del s. XIII. Empezamos visitando la Biblioteca Al Ahmed Mahmoud. Contenía 700 ejemplares que trataban sobre astronomía, matemáticas, medicina, textos islámicos y poesía. El anfitrión, con túnica azul, estaba sentado en el suelo, rodeado de libros abiertos. Fue curioso e interesante.



Luego fuimos a la Biblioteca Hubbot. Estaba cerrada, pero llamamos al teléfono que ponía en la puerta. El anfitrión se puso guantes para tocar los libros que estaban guardados en vitrinas con llave. Su colección era de 1400 ejemplares, según nos dijo. Los libros tenían encuadernación de piel de cabra o de camello. Las páginas eran muy estéticas con caligrafía árabe y dibujos geométricos coloridos. Uno de los libros que nos mostró estaba como roído y con agujeros en las páginas, producido por la carcoma.




La ciudad de Chinguetti tenía dos partes, la nueva y la vieja, separadas por el cauce de un río seco que formaba una ancha franja arenosa. Las casas eran bajas, de adobe y piedra, de construcción rectangular y con patios interiores. Tenían puertas metálicas de colores. Las calles eran arenosas y pasaban carretas tiradas por burros. El ambiente era tranquilo y rural.




En la parte nueva estaba el Fuerte de la Legión francesa, de piedra dorada, con un torreón y en proceso de restauración. En el patio tenía unos pabellones con arcos.

El Mercado tenía una alta torre de adobe con adornos triangulares. Estaba en una plaza con varias tiendas tipo colmado. 


Había algún edificio con arcos y encontramos una puerta con el dintel decorado con cenefas, como las casas del pueblo Oualata. A Oualata estaba desaconsejado ir por tema de seguridad, al ser fronteriza con Mali, aunque luego nos dijeron que ya se podía ir. Nos hubiera encantado visitarla. Tal vez en otro viaje. En este viaje Chinguetti fue uno de nuestros lugares favoritos de Mauritania.