Desde Mongla empezamos el recorrido por el
río en un barco con toldillo. En Bangladesh,
ubicado en el Delta del Ganjes, los ríos eran las arterias, ya que tenía más de
700 ríos. Por eso navegar por cualquiera de ellos era inevitable y una
experiencia. El Parque Nacional
Sundarbans era el bosque más grande
de manglares del mundo, localizado en el Golfo de Bengala y ocupando el territorio de Bangladesh y de India.
Era una enorme red de canales acuáticos interconectados. De las 54 especies de
manglares que existen en el mundo, 26 se encontraban en él. Toleran la alta
salinidad y protegen la costa de la erosión provocada pro mareas y tormentas.
Leímos que en los
Sundarbans vivían unos 400 tigres de
Bengala, de pequeño tamaño, y que mataban a unas veinte o treinta personas
al año, principalmente pescadores y recolectores de miel. Pero ver a los tigres
era poco frecuente, una excepción, y nosotros no vimos ninguno. El parque
también era un importante vivero natural de camarones y lugar de desove de
numerosos peces y cangrejos.
Paramos en el
embarcadero de un canal. Bajamos a tierra y un guarda, armado con un fusil por
si los tigres, nos acompañó en una pequeña caminata por la jungla. Íbamos por
una pasarela elevada de madera, sobre una zona
pantanosa con mucho barro, con las raíces puntiagudas de los manglares.
Llegamos a un estanque idílico rodeado de palmeras y con nenúfares en flor en
el agua. Seguimos por otra zona pantanosa donde no había pasarela y nos
hundíamos en el barro gris. Era muy resbaladizo; afortunadamente no vimos
sanguijuelas. Había agujeros en el lodo por los que se metían los cangrejos rojos. Tenían una de sus
patas hipertrofiada, más desarrollada.
El río era de una
anchura considerable, excepto cuando navegábamos por los estrechos canales, y
sus aguas eran marrón café con leche, como todos los ríos del país. Las lagunas
tenían un color más verdoso. Pero Bangladesh tenía otros paisajes que
ofrecernos…el viaje seguía.
© Copyright 2015
Nuria Millet Gallego
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