Desde Saint Louis fuimos al Parque Nacional Djoud. Era una zona de humedales y marismas que atraía a numerosas aves. Considerada la tercera reserva ornitológica del mundo y Patrimonio de la Humanidad.
Leímos que tres millones de aves migratorias pasaban por el parque a lo largo del año. En la misma entrada ya vimos una laguna repleta de aves amontonadas, que alzaban el vuelo al acercarnos.
El embarcadero estaba a 7km del Centro de visitantes. Cogimos una barca con toldillo compartida. Navegamos por el río Senegal casi dos horas. Las orillas tenían hierbas altas tipo junco y otras como plumeros sobre los que se posaban las aves.
Lo más abundante y espectacular eran los pelícanos blancos de pico amarillo. Nadaban en el agua en grupos numerosos de 20 o 30 ejemplares. Agitaban las alas salpicándose agua, y hundían el cuello en el agua para pescar.
Había abundancia de aves, en el agua y revoloteando: garzas blancas de largo cuello, águilas pescadoras, patos, cormoranes, Martin pescador.
Pasamos por zonas con nenúfares flotantes de flores blancas.
Llegamos a una isleta donde se apiñaban cientos de pelícanos. La mayoría eran crías de pelaje gris oscuro. Los blancos eran los adultos y los amarillos los ancianos. No paraban de llegar en bandas al islote, casi no cabían en la estrecha franja.
También vimos un cocodrilo acechando en el agua y grupos de facoceros, el jabalí con cuernos, con sus crías.
Todo lo que vimos en el Parque Djoudj fue una maravilla, un espectáculo de la naturaleza. Al salir paramos en un campamento para tomar algo. El lugar era precioso, con nenúfares en un recodo del río. Un día de viaje fantástico.