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viernes, 18 de octubre de 2019

EL DZONG DE PARO


El Dzong de Paro no era tan grande como el de Punakha, pero también impresionaba. Estaba a orillas del río, y entramos por la carretera de la parte superior. Subimos las escaleras de acceso y pasamos por una galería con pinturas murales de deidades budistas. A un lado estaba la Rueda de la Fortuna.


Accedimos a un patio donde encontramos hombres y mujeres butaneses vestidos de gala, una alfombra roja y revuelo de monjes. Era una visita del Ministro de Cultura, vestido con un chal naranja sobre el go, y botas de cuero adornadas. Todos los vips se alinearon y entraron en el recinto principal. Les hicimos fotos y seguimos nuestra visita.




          



En otro patio vimos la actuación de un grupo de unas 50 mujeres ataviadas con la kira, el traje tradicional, la chaquetilla de seda y falda largas, con estolas al cuello Se colocaron alineadas en semicírculo, bailaron y cantaron varias canciones. Sus trajes eran de gran colorido y fue un bonito espectáculo que nos regalaron. Toda una sorpresa para acabar la visita del Dzong.




martes, 15 de octubre de 2019

BUTÁN, LA LLEGADA Y EL CHORTEN TIMBHU

 

Bután nos atraía hacía mucho tiempo, pero durante años nos resistimos a viajar por la obligación de pagar las caras tasas diarias. Formaba parte de la política de “Felicidad Nacional Bruta” que rige el país. Una parte era la Tasa de Desarrollo Sostenible, destinada a invertir en educación y asistencia sanitaria gratuitas para los butaneses. Como vimos que no cambiaba la normativa, decidimos viajar desde Nepal, era más económico, incluso pudimos regatear el precio final. 

Volamos con Drukair, la compañía butanesa. El vuelo desde Kathmandú apenas duró una hora y fue espectacular. Estábamos en el lado izquierdo que tenía mejores vistas de la Cordillera del Himalaya con sus picos nevados. El cielo estaba completamente azul, sin una sola nube. Y las montañas parecían cercanas. Un panorama único y magnífico.

Bután contaba con 18 picos de más de 7000m de altitud. Sólo uno de ellos estaba abierto a los alpinistas. Decían que el Gagkhor Puensum de 7451m era el monte más alto sin escalar del mundo. No estaba permitido por razones religiosas.

El Aeropuerto de Paro era el más bonito que habíamos visto. Leímos que era uno de los diez más peligrosos del mundo. En medio de la cinta transportadora del equipaje había una maqueta gigante de un Dzong, la mezcla de Monasterio y Fortaleza. El Aeropuerto estaba en Paro, a 48km de Timbhu, la capital.

Nos recogió Tashi, un chico joven vestido con el go, el traje tradicional. Tashi fue nuestro guía en los días que pasamos en Bután. Como gesto de bienvenida nos ofreció dos pañuelos blancos de seda, como hacían en el Tibet.


Lo primero que vimos en Bután fue el National Memorial Chorten, conocido como Chörten Timbu, un monumento religioso budista construido en 1974. Era una estupa blanca coronada por un capitel dorado. Al entrar vimos unas grandes ruedas de oración, de unos 2m de altura. El ambiente era de misticismo y devoción.

Lo más interesante fue la gente que había alrededor y sentados en esteras sobre el suelo. Eran peregrinos butaneses, la mayoría muy ancianos, con el pelo canoso y rostros surcados por arrugas. Giraban sus molinillos de oración. Llevaban su comida y comían con calma. Algunos nos sonreían al pasar y otros seguían a lo suyo. También había monjes budistas de túnica granate, con el hombro derecho al descubierto.