Sur era una atractiva
ciudad costera situada al sur de Omán. Tenía un bonito paseo marítimo que
conocían como La Corniche, dos fuertes y playas con fondo de montañas. Era la
base para visitar el Wadi Shab y Wadi Tiwi y la Reserva de Tortugas Ras al
Jinz.
Uno de los Fuertes era Castillo Bilad, en forma de torres construido
hacía doscientos años para defender la ciudad de las tribus del interior. El
otro era el Castillo Sunaysilah construido
en un promontorio rocoso hacía trescientos años, con cuatro torres de
vigilancia.
Fue un puerto
importante en el pasado, y en el s.XIX cuando
los portugueses invadieron y dividieron en dos sultanatos a Omán, el puerto
todavía fletaba cien barcos. En el
Puerto Viejo todavía podían verse los dhowns, las embarcaciones árabes tradicionales, utilizadas para la pesca.
Eran de madera rojiza, aunque no tenían las velas extendidas.
La ciudad mantenía la arquitectura árabe con casas bajas blancas,
ventanas arqueadas, columnas y cúpulas. Nos gustó ese estilo y que la
altura de los edificios no superara las dos o tres plantas. Aunque Omán era un
país con buen nivel de vida gracias al petróleo, habían respetado ese estilo
arquitectónico y ninguna ciudad tenía rascacielos, a diferencia de los cercanos
Emiratos Árabes o Dubai.
Ayjah era un pequeño y blanco pueblo al otro lado
de la laguna, con una playa en forma de media luna, donde estaba el faro. Se veían barcas de pesca
pintadas. Recorrimos toda la Corniche
paseando tranquilamente y admirando las vistas. Se veía poca gente por las
calles por la hora de calor y porque los omaníes solían utilizar sus coches
aunque fuera para trayectos cortos.
Sur y Ayjah nos
gustaron porque mantenían algo del sabor de los pueblos árabes del Índico,
aunque renovados y con menos ajetreo. No eran como Zanzíbar, pero contemplando
su línea de costa con los barcos tradicionales se podía imaginar lo que fueron
y el esplendor de tiempos pasados.
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Nuria Millet Gallego