El Templo de Karnak era el Gran Santuario de Amón, el gran dios del Imperio Nuevo. Fue el principal lugar de culto de Egipto. Nos sorprendieron sus dimensiones. Era inmenso, un conjunto de santuarios, quioscos, pilares y obeliscos dedicados a los dioses tebanos y la gloria de los faraones. El conjunto estaba declarado Patrimonio de la Humanidad.
Pasamos por la Avenida
de las Esfinges, que en el pasado unía los templos de Karnak y Luxor, a lo
largo de 3km. Las esfinges tenían cabezas de carnero y estaban sentadas
sobre pedestales, eran guardianas y protectoras. Seguían otras avenidas con estatuas gigantescas de faraones con los brazos en cruz.
Después vimos un alto obelisco, enormes estatuas de Amón y otros dioses, patios, el recinto de la gran sala de fiestas y finalmente el lago sagrado, con el templo de fondo y rodeado de palmeras. El lago debió servir como escenario de las ceremonias religiosas. En la superficie flotaban plantas verdes.
Junto al lago sagrado había un escarabeo gigante y la punta de un obelisco labrado. Estuvimos horas visitando con calma el templo de Karnak. Una maravilla histórica.Por la noche vimos
el espectáculo de luz y sonido. Fue un poco naïf pero valía la pena ver
la iluminación nocturna del templo. Lo que más nos gustó fue la Avenida de las
Esfinges iluminada, la sala hipóstila de las columnas y el Lago Sagrado. Íbamos
avanzando por zonas, escuchando el ruido de los picapedreros antiguos, y nos
explicaban lo que construyó cada faraón. Nos sentamos en unas gradas en el lago
y se iluminaron las palmeras y la superficie del agua.