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sábado, 2 de septiembre de 2023

EL TÚNEL DE LA ESPERANZA

 

El Túnel de la Esperanza permitió a los bosnios sobrevivir al asedio de 4 años que sufrió la ciudad de Sarajevo. Estaba a 11km y llegamos con el tranvía nº 3 y con taxi. La Guerra empezó en 1992 y el túnel se construyó en 1993. Utilizaron el sótano de una casa en las afueras, de la familia Kolar. Excavaron 800m pasando por debajo del cercano Aeropuerto, para eludir el cerco de los serbios. Permitió transportar comida, medicinas, armas, soldados, heridos y enfermos. 


La casa se conservaba tal como quedó tras la guerra, con la fachada llena de impactos de bala. Bajamos al túnel y recorrimos un tramo de unos 90m. Era estrecho y tenía una altura de 1,6m. Tenía carros y vagonetas para trasladar lo que fuera con la mayor rapidez. Vimos un documental con imágenes de la actividad del túnel durante el asedio, y exposiciones de las cajas de material, armas (bombas y fusiles), ropa de soldados, cascos, cantimploras, sacos terreros de trincheras y objetos bélicos. Había fotos de la familia Kolar. Siempre habrá gente valiente y generosa dispuesta a ayudar, arriesgando sus vidas.

Un cartel recordaba que Sarajevo fue Sede de los Juegos Olímpicos en 1984, y solo ocho años después se desencadenó la guerra y tuvo lugar el asedio. El Cerco de Sarajevo fue uno de los más horribles que tuvieron lugar durante la Guerra de Bosnia. En abril de 1992 el ejército Serbio de la República Sprska se situó en las colinas que rodeaban la ciudad de Sarajevo con equipos de artillería, tanques y morteros, y comenzó a bombardear la ciudad. En mayo los Serbios bloquearon todas las carreteras de acceso, cortaron los suministros básicos de agua, electricidad y gas. Los Bosnios no se rindieron y el asedio se prolongó hasta febrero de 1996, casi 4 años!



Durante ese tiempo los Serbios destruyeron multitud de edificios, entre ellos hospitales, colegios, bloques de pisos, mezquitas, recintos deportivos, museos y la Biblioteca Nacional con su histórica colección de libros. Dejaron la ciudad en ruinas. Además, la población civil se convirtió en un objetivo más. Centenares de personas fueron abatidas por francotiradores desplegados en la zona ocupada por los Serbios, en la llamada “Sniper Alley”, Avenida de los Francotiradores. Todo se juzgó como Crímenes de Guerra y se condenó a los principales culpables.


Luego visitamos en Sarajevo el Museo de los Crímenes de Guerra y del Genocidio. Ofrecía mucha información a través de testimonios en paneles, fotos, objetos y vídeos. Había jerseys o chaquetas usadas por sus dueños durante los 4 años del asedio, historias de los hospitales y de los ataques y bombardeos a escuelas con niños fallecidos y heridos. En una vitrina se mostraban los alimentos que recibía una familia de cuatro miembros, como una cartilla de racionamiento: 30 huevos, sal, azúcar, aceite, latas de sardinas y poco más. Hubo mucha hambruna. 

Mostraban relojes, botas, diarios, radios, instrumental quirúrgico, etc. Había testimonios de niños que decían mirar al cielo para conseguir los paquetes de ayuda de la ONU, que lanzaban con paracaídas. Y mil detalles más, todo tremendo. Había un teléfono que podías descolgar en una salita, y alguien te explicaba su historia. Impresionante y emocionante. Para que no se perdiera la memoria. Eso ponía en las escaleras de acceso al museo, que no se perdiera la memoria, no olvidar las atrocidades que se cometieron, como la matanza de Sbrenica. “Memory remains”, la Memoria permanece…o debería permanecer.