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jueves, 8 de septiembre de 2022

SAPANTA Y EL CEMENTERIO ALEGRE

 


Sapanta era un pequeño y tranquilo pueblo de Rumanía, junto al río Tisza, en la región de los Maramures. Tenía casas tradicionales de madera con tejados triangulares, a dos aguas. Caminamos por las afueras y vimos caballos cerca del río, rebaños de ovejas, pajares y verdes campos.

El Cementerio Alegre era obra de Ion Stan Patras, un humilde tallista que en 1935 empezó a cincelar cruces de madera para señalar las tumbas del viejo cementerio de la Iglesia. Las pintó de azul, el color tradicional de la esperanza y la libertad, y en la parte superior de las lápidas inscribió ingeniosos epitafios, con sentido del humor e ironía.




El carpintero talló unas 700 cruces. En cada cruz los muertos contaban su historia y oficio a los vivos. El texto en primera persona explicaba lo mucho que trabajaron en la vida, los hijos que tuvieron y la edad en que fallecieron. Utilizamos el Google Lens para traducir el texto del rumano. 

En imágenes había pastores que cuidaban las ovejas, tejedoras con sus telares, profesoras con sus pizarras y alumnos, médicos, veterinarios, policías, militares, agricultores, cocineras, mineros, campesinos con tractores…todas las profesiones tradicionales. Un lugar especial, original y simpático. El interior de la Iglesia del cementerio era bonito, con coloridos murales y sillería tallada.







Como curiosidad vimos las lavadoras públicas en el río, hechas con tablillas de madera, aprovechando la fuerza de los remolinos del agua. Las utilizaban especialmente para lavar las grandes alfombras y ropa de lana.




Ion Stan Petras también talló y pintó su propia cruz, con su autorretrato con sombrero. Visitamos su casa natal, convertida en museo. Tenía porche con galería y balconada de madera con filigranas, y mazorcas de maíz colgando. Era muy colorida. El interior también rebosaba colorido: camas con mantas tejidas, sillas decoradas, alacenas pintadas, decenas de iconos colgados en las paredes y el taller donde el carpintero Petras elaboraba sus cruces. La habitación con la cama me recordó a la habitación de Van Gogh, mucho más recargada.





Por la tarde fuimos caminando por el bosque hasta el cercano Monasterio Peri-Sagasta. Tenía tres estructuras: una Iglesia con tejadillo puntiagudo, típica de los Maramures, una construcción circular y el Monasterio de cuatro pisos con tejado de tablillas. 

La Iglesia estaba abierta en la parte subterránea. Allí había un monje ortodoxo que entabló conversación con nosotros. Adivinó que éramos de Barcelona. Nos habló de Gaudí y preguntó si estaba acabada la Sagrada Familia. Comentó que había poco turismo y poca natalidad en Rumanía. Dijo que en el Monasterio vivían cuatro monjes, y que eran necesarios para mantener la espiritualidad en tiempos de pandemia. Un monje afable y parlanchín. El Monasterio Peri-Sagasta desprendía serenidad y belleza. Otro lugar de interés del pueblo de Sapanta.





sábado, 14 de septiembre de 2013

MONASTERIOS DE ARMENIA

Armenia tenía muchos monasterios ubicados en las montañas del Cáucaso. Visitamos algunos de ellos desde Alaverdi, que era la base para ver el Debed Canyon. El paisaje era bonito, el río Debed corría entre verdes montañas que formaban un paso estrecho. Cogimos el funicular hasta el Monasterio Sanahin, fundado en el s.X. Era un complejo de iglesias con tumbas antiguas, oscuras capillas y galerías medievales. Estaba considerado Patrimonio de la Humanidad. Había estelas de piedra con las típicas cruces armenias labradas en filigrana.

El Monasterio albergó una Universidad de Medicina en el s.XII, además de una escuela de copistas e ilustradores. En la estancia que había sido la Biblioteca se guardaban vasijas de barro. 



En otra colina al otro lado del río estaba el Monasterio Haqpat también Patrimonio de la Humanidad. Fue fundado en el año 976. Tenía campanario, biblioteca y refectorio. En una sala tenía varios agujeros en el suelo, eran vasijas enterradas, probablemente para almacenar vino, como los “qevri” georgianos de arcilla.

El muro exterior tenía muchas cruces de distintos tamaños grabadas en la piedra, un huella que el tiempo no había borrado.




Otro día fuimos al Monasterio Geghard. Era mitad Catedral y mitad cueva, pues la construcción estaba adosada a la roca, y las capillas estaban excavadas en la misma roca. En el interior las voces resonaban; leímos que por la buena sonoridad a veces cantaban coros allí. Los rayos de sol se filtraban por los orificios de las cúpulas.

En una capilla había una fuente de agua fresca, que decían que rejuvenecía o concedía el deseo de todo aquel que la tocara. En el exterior había varias kachkars esculpidas en lo alto de la roca, se ascendía por unas escaleras metálicas. El conjunto del monasterio fue el que más nos gustó.

Conocimos a uno de los tres monjes que vivía en el monasterio. Era un monje joven y dispuesto a conversar. Le comenté que debía sentir mucho la soledad allí y reconoció que sí, pero la lectura y sus tareas llenaban sus días. Compramos coca y unos higos secos que vendían unas mujeres en puestos. Todos los monasterios que vimos en Armenia tenían una atmósfera medieval y se respiraba misticismo y espiritualidad. Eran una parte importante del viaje por el país.












viernes, 16 de agosto de 2013

NAGORNO KARABAJ

Tras visitar Armenia en 2013 decidimos visitar Nagorno Karabaj (o Alto Karabaj). Era un territorio que, tras la caída de la URSS en 1991 y a lo largo de los años se habían disputado Armenia y Azerbaiyán. Consiguió la independencia en 1994, autodeclarando la República de Artsaj. Su nombre era un ejemplo de mezcla de culturas: Nagorno significa montañas en ruso, Kara significa negro en turco y bakh significa jardín en persa.


En Yereván cogimos una furgoneta hasta Stepanakert, la capital de Nagorno Karabakh. Pasamos Goris, la última ciudad armenia,  cruzamos la frontera y nos sellaron el pasaporte. Recorrimos el Lachin Corridor, una carretera montañosa con muchas curvas y verde paisaje. 

Luego descendimos bastante y notamos más calor. Vimos el monumento de piedra arcillosa que representaba a un hombre y a una mujer con forma triangular, como una montaña. Era el Monumento "Somos Nuestras Montañas", también conocido como "Abuelo y Abuela" o "Tatik Papik". La bandera de Nagorno Karabaj era de color rojo, azul y naranja con una imagen del monumento en un extremo. 



Stepanaker era una ciudad tranquila, con cafés modernos, terrazas rodeadas de setos y ambiente agradable. Fuimos al Ministerio de Asuntos Exteriores para tramitar el Permiso Especial necesario para visitar el territorio. Contratamos un taxi para ir al Monasterio Gandzasar. Pasamos por el pueblo de Vank en el que había un hotel con forma de barco, y un muro hecho de placas de matrícula azeríes de la época soviética.

          

El Monasterio Gandzasar era del s. XIII y albergaba reliquias que pertenecieron a San Zacarías, padre de Juan el Bautista. La palabra Gandzasar significaba monte o cumbre del tesoro en armenio La fachada tenía relieves de piedra con ángeles y otras figuras. En el exterior había algunas tumbas con lápidas y estelas con cruces armenias, rodeadas de zarzamoras. Tras la pequeña excursión regresamos a Stepanaker. 



 


En el interior una bóveda de arcos de crucero y en la cúpula central un orificio por el que se filtraban los rayos del sol. Unas cuantas velas ardían en plataformas con arena y serrín, la alternativa para no ensuciar de cera las palmatorias de bronce. 




Nota: A finales de 2020 la segunda guerra del Alto Karabaj finalizó con una victoria azerí y Azerbaiyán recuperó los territorios. Artsaj se disolvió el 1 de enero de 2024.