Las islas griegas están salpicadas de blancos molinos de viento que adornan su paisaje. En la Isla Mykonos
se agrupaban los Molinos Kato Milli, siete molinos construidos por los
venecianos en el s. XVI para moler el trigo. Eran molinos de planta redonda,
con aspas de madera granates. Estaban alineados sobre una colina y rodeados de
mar, con vistas de la población de Chora (u Hora), la capital de Mykonos.
Ante los molinos
contemplamos la llamada Pequeña Venecia, una hilera de casas blancas con
balcones azules y granates, asomados al mar Egeo. Los comerciantes crearon el
barrio en el s. XVIII para que sus casas tuvieran acceso al mar. Las Islas Jónicas
fueron una posesión de ultramar de la República de Venecia desde el s. XIV
hasta s. XVIII,
El Molino Boni estaba en
la zona más alta de Chora, formaba parte del Museo de Agricultura y podía verse
como funcionaba antiguamente.
En la Isla Santorini
también se conservaba algún molino aislado, de blancura luminosa y erguido
frente al mar Egeo, un vestigio de su pasado.