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jueves, 26 de mayo de 2022

KYRENIA, CASTILLOS Y ALREDEDORES

Al norte de Chipre, en la parte turca, está la ciudad de Kyrenia, llamada Girme en turco. Lo más destacado de la ciudad era el Puerto Viejo y su Castillo. El Puerto estaba repleto de barcos, incluso un barco pirata, y los mástiles perfilaban el muelle con el fondo de las montañas. Los edificios antiguos tenían ventanas arqueadas, ventanucos y balcones. Algunos fueron almacenes de algarrobas y otras mercancías con las que se comerciaba. Ahora estaban reconvertidos en agradables bares y restaurantes.


Visitamos el Castillo de Kyrenia, construido por los bizantinos, probablemente sobre los restos de un castillo romano. Tenía una estructura rectangular con cisternas, calabozos, capilla. Entramos por un puente de piedra, y recorrimos el perímetro de las murallas entre las cuatro torres, contemplando las vistas del Puerto y del mar.

Luego fuimos al cercano Castillo de San Hilarión, a solo 16 km de Kyrenia. Era imponente, se erigía sobre un peñón y las murallas descendían por la ladera. Aunque estaba en ruinas, la silueta dentada se apreciaba perfectamente sobre la montaña, y sus altos muros con algún ventanuco y arcos resistían. Era muy extenso, leímos que tuvo 101 habitaciones con un jardín secreto. Y según la leyenda, la soberbia fortaleza sirvió de inspiración a Walt Disney para crear el espectacular Palacio de la reina malvada de Blancanieves. 

El contorno dentado en el rocoso paisaje evocaba el encanto gótico de la corte de Lusignon, que se reunía allí cada verano. Destacaba la Torre del Príncipe John, desde donde había vistas espectaculares. En otros puntos de la carretera también disfrutamos de las vistas, aunque era zona militar y había que tener cuidado donde se paraba.



El pequeño pueblo de Bellapais estaba cerca de Kyrenia, a 4km. Era muy tranquilo, con las casas adornadas con macetas. Visitamos la Abadía del s. XII y estilo gótico, construida por la Dinastía francesa de los Lusignanos. Era enorme y con vistas al mar. El claustro se conservaba bastante bien, adornado con cipreses y macizos de flores. La Iglesia de la Abadía había perdido el techado y mostraba sus arcos y la obertura del rosetón. Bajamos a unos sótanos que debían ser las bodegas o zona de almacenaje, con arcos de bóveda en buen estado.


Buscamos la casa del escritor Lawrence Durrell, que residió en Bellapais de 1953 a 1956, después de vivir en Corfú con su familia. Estaba en un callejón cuesta arriba llamado Bit Lemmons, como su novela. Una casona amarilla con contraventanas verdes, vistas al mar y un patio interior del que asomaba una palmera. Allí escribió parte de su obra y disfrutó de la isla junto a sus muchos amigos. La casa estaba en venta.

Regresamos a Kyrenia y cenamos en uno de los restaurantes del Puerto Viejo. Pedimos lubina y calamares con ensalada, patatas y vino blanco. Seguro que a Durrell le hubiera gustado.






viernes, 28 de mayo de 2004

CASTILLOS Y ABADÍAS DE IRLANDA

 


Irlanda es un país de castillos históricos. Uno de los más impresionantes que visitamos fue el Castillo de Ashford, en el Condado de Mayo, cerca de Cong. Era un castillo victoriano del s. XIII que fue propiedad de la familia Guiness, reconvertido en hotel de lujo, "uno de los mejores del mundo" según la guía. Cuando se rodó la película "El hombre tranquilo" de Jhon Ford, el equipo de rodaje se alojó allí. La fachada del castillo se extendía ante el Lago Corrib y entre jardines. La fachada de torreones con almenas y muros salpicados con ventanucos era espectacular. 

Podía visitarse una parte del castillo y curioseamos los salones con chimeneas y mobiliario recargado de maderas nobles. El restaurante y cafetería también estaban abiertos al público. Nos sentamos en un recodo del lago y lo contemplamos en todo su esplendor. Un castillo de cuento.




El Castillo Abadía Kylemore del s. XIX junto al Lago Pollacapul, era de estilo neogótico. Lo mandó construir en 1868 Mitchell Henry, un potentado de la época. El origen del nombre Kylemore se encuentra en la palabra gaélica "Gill Mor", que significa el "Gran Bosque".  Leímos en la guía que la mansión necesitaba a unas cien personas de servicio para el mantenimiento. La esposa de Henry murió de disentería a los 45 años durante un viaje a Egipto. Su cuerpo descansaba en el mausoleo, que visitamos.


En 1920 la mansión palaciega Kylemore se convirtió en una Abadía de monjes benedictinos y en un internado de prestigio internacional. La procedencia de los alumnos era variada: americanos, de Hong Kong, Australia y otros países. Conservaba la Iglesia gótica en el recinto.

En el folleto de propaganda de la Abadía describían así la vida de la familia Henry: "La familia Henry pasó muchos días felices en Kylemore. Recibían invitados con frecuencia. Las instalaciones incluían un precioso baño turco, jardines de recreo y una pista de tenis. El castillo disponía de una sala de billar, una sala de armas y un salón de bailes que también se utilizaba para conciertos". Vida de reyes.


En Killlarney vimos el Castillo de Ross a orillas del Lago Leane. Se construyó a finales del s. XV y fue propiedad del clan O'Donoughe hasta la Rebelión de Desmond en 1583. Estaba rodeado por una muralla con torres defensivas redondas.



En los alrededores de Killarney visitamos la Muckross House, una fabulosa mansión victoriana del s. XIX, cerca de las orillas del Lago Muckross. Fue construida por Henry Arthur Herbert y la pintora María Balfour Herbert. El arquitecto escocés William Burn fue el responsable del exquisito diseño.

Paseamos por los salones de grandes dimensiones, cuartos de baño con el siento del lavabo en madera y grifería de latón dorado. Las cocinas eran preciosas, con chimenea, fogones de hierro y cacerolas de cobre. En la zona de servicio había un pasillo con 32 campanas; cada una de ellas tenía un pequeño cartel que indicaba la habitación a la que correspondía. Todas las estancias tenían vistas al bonito jardín con flores.





Otro día fuimos a ver la Roca de Cashel o Roca de San Patricio, una Fortaleza en lo alto de una cresta rocosa, en el Condado de Cork. Cashel era conocido por ser el lugar donde San Patricio, el Patrón de Irlanda, convirtió al rey de Munster en el s. V. En el recinto amurallado solo perduraban unas pocas estructuras de los primeros tiempos y el resto se reconstruyeron en los s. XII y XIII: la torre de vigilancia, la Capilla Cormac y la Catedral.

El lugar era famoso por la batalla histórica de Knocknannus que tuvo lugar en 1647, durante las Guerras Confederadas Irlandesas. Arrasaron la fortaleza matando a todos sus ocupantes. Fueron parte de las Guerras de los Tres Reinos, entre el ejército de Munster de la Irlanda Confederada y el ejército parlamentario. 



Clonmacnoise, un antiguo asentamiento monástico, uno de los más importantes de Irlanda. Fue fundado en el año 545 por San Ciarán y tuvo su apogeo desde el s. VI al XII, como centro religioso, de enseñanza, artesanía y comercio. En 1552 la guarnición inglesa de la ciudad de Athlone lo redujo a ruinas. La Catedral, de estilo gótico, estaba restaurada. Además se conservaban varias iglesias románicas de piedra: el Templo Finghin con una torre redonda,  Templo Connor, Templo Kelly, Templo Melaghlin, Templo Dowling, Templo Hurpan y Templo Ciarán. 





En el recinto había un cementerio con lápidas y cruces celtas, Muchas de las lápidas tenían inscripciones en gaélico y se exhibían en el museo del recinto, donde vimos un vídeo interesante. Otras lápidas salpicaban la hierba del recinto monástico, con sus cruces celtas características. Destacaban la Cruz del Sur y la Cruz de las Escrituras, la mejor conservada, Tenían relieves de figuras geométricas. La Cruz de las Escrituras con 4m del altura, fue esculpida en un único bloque de arenisca.