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lunes, 18 de noviembre de 2024

DUBAI TRADICIONAL

 



El barrio histórico Al Fahidi de Dubai antiguamente era conocido como Bastakiya. Tenía casas tradicionales de color tierra, muy restauradas y rematadas con torres de ventilación. La mayoría fueron edificadas en las primeras décadas del s. XX como viviendas para los mercaderes ricos. Entramos en algunas y tenían patio con columnas, son sofás alrededor y celosías de piedra. 

Las calles eran laberínticas y tenían cafés y restaurantes con encanto, tiendas de especias, cerámica, pashminas, objetos de latón y artesanías. Los turistas que apenas habíamos visto en el viaje por el resto de emiratos, los encontramos en Dubai. 












Recorrimos el barrio y vimos la Mezquita y el Fuerte Al Fahidi, de 1800. En el interior del Fuerte estaba ubicado el Museo Histórico de Dubai, pero no pudimos visitarlo porque estaba en obras.

 

Luego cruzamos el canal de agua con un dhown que llamaban Abrra, por 1 dirham, hasta el barrio de Deira. Desde el canal podían apreciarse mejor los rascacielos, fuera del barrio histórico. El barrio de Deira nos gustó porque tenía muchos comercios y mucho ambiente. Había una zona con tiendas indias, que vendían especias y saris. 


El Zoco de las Especias de Deira tenía intensos aromas y mucha variedad. Los puestos agrupaban las especias en montones piramidales, formando mosaicos coloridos. Vendían canela, clavo, cardamomo, cúrcuma, jengibre, pimienta, comino o azafrán de Irán. Pasábamos por los puestos y nos invitaban a oler las especies e identificarlas. Casi todos hablaban algo de español y de todos los idiomas, para captar clientes. Nos gustó mucho.






Con el Zoco del Oro de Deira alucinamos. Más de cien tiendas abarrotadas de joyas de oro de dimensiones gigantescas y hasta vestidos de malla de oro o máscaras. Exhibían un anillo de oro de 58,5kg (con un certificado del Record Guiness), o una zapatilla de oro, ideal para un futbolista millonario y caprichoso.

Los escaparates brillaban en todo su esplendor, y las tiendas estaban llenas de gente, muchas mujeres vestidas con la abaya negra mirando y comprando joyas. Le pregunté a una de ellas, tapada dejando solo la ranura de los ojos, de dónde era y me dijo que de India. Otras eran de Yemen. Multitud de gente paseaba por el zoco, impresionados como nosotros del lujo insólito y ostentoso. Una fantasía oriental. 








lunes, 5 de mayo de 2008

CARAVANSERAIS Y PATIOS DAMASCENOS



Los Caravanserai eran los centros donde paraban las antiguas caravanas de mercaderes de las rutas entre Europa y Asia. Eran amplios recintos con un patio central y múltiples habitaciones alrededor. En el patio se alojaban los animales y las mercaderías (telas, especias, piedras preciosas).




En Damasco vimos uno completamente restaurado, el Khan Asad Pacha, con arcos abovedados, que se mostraba como museo. Se accedía a él por un gran portalón de madera, con una cerradura inmensa con su llave correspondiente. El guardián lo abrió sólo para nosotros. Pero debían ser más interesantes llenos de vida y bullicio; no costaba imaginarlos así. Creo que me sugestioné y vi a los camellos con sus alforjas, bebiendo en el surtidor del patio, rodeados de mercaderes que comentaban las incidencias del camino.



Estuvimos en otro caravanserai, transformado en patio vecinal y almacén de telas, más deteriorado; pero sus arcos y bóvedas también evocaban el esplendor pasado.
Los patios de las antiguas casas nobles damascenas estaban restaurados y algunos reconvertidos en cafés y restaurantes, en los que hacer un alto en el camino, disfrutar de la gastronomía, tomar un té con menta o tal vez o tal vez fumar un perfumado narguile. Esos eran algunos de los placeres de viajar por Siria.

© Copyright 2008 Nuria Millet Gallego