El barrio histórico Al Fahidi de Dubai antiguamente era conocido como Bastakiya. Tenía casas tradicionales de color tierra, muy restauradas y rematadas con torres de ventilación. La mayoría fueron edificadas en las primeras décadas del s. XX como viviendas para los mercaderes ricos. Entramos en algunas y tenían patio con columnas, son sofás alrededor y celosías de piedra.
Las calles eran
laberínticas y tenían cafés y restaurantes con encanto, tiendas de especias,
cerámica, pashminas, objetos de latón y artesanías. Los turistas que apenas habíamos visto en el
viaje por el resto de emiratos, los encontramos en Dubai.
Recorrimos el barrio
y vimos la Mezquita y el Fuerte Al Fahidi, de 1800. En el interior del Fuerte
estaba ubicado el Museo Histórico de Dubai, pero no pudimos visitarlo porque
estaba en obras.
Luego cruzamos el canal
de agua con un dhown que llamaban Abrra, por 1 dirham, hasta el barrio de Deira. Desde el
canal podían apreciarse mejor los rascacielos, fuera del barrio histórico. El
barrio de Deira nos gustó porque tenía muchos comercios y mucho ambiente. Había
una zona con tiendas indias, que vendían especias y saris.
El Zoco de las
Especias de Deira tenía intensos aromas y mucha variedad. Los puestos agrupaban
las especias en montones piramidales, formando mosaicos coloridos. Vendían canela,
clavo, cardamomo, cúrcuma, jengibre, pimienta, comino o azafrán de Irán.
Pasábamos por los puestos y nos invitaban a oler las especies e identificarlas.
Casi todos hablaban algo de español y de todos los idiomas, para captar
clientes. Nos gustó mucho.
Con el Zoco del
Oro de Deira alucinamos. Más de cien tiendas abarrotadas de joyas de oro de
dimensiones gigantescas y hasta vestidos de malla de oro o máscaras. Exhibían
un anillo de oro de 58,5kg (con un certificado del Record Guiness), o una
zapatilla de oro, ideal para un futbolista millonario y caprichoso.
Los escaparates brillaban en todo su esplendor, y las tiendas estaban llenas de gente, muchas mujeres vestidas con la abaya negra mirando y comprando joyas. Le pregunté a una de ellas, tapada dejando solo la ranura de los ojos, de dónde era y me dijo que de India. Otras eran de Yemen. Multitud de gente paseaba por el zoco, impresionados como nosotros del lujo insólito y ostentoso. Una fantasía oriental.