Desde Sibenik visitamos el Parque Nacional Krka. Se extendía a lo largo de 75km del río Krka, desde el Adriático hasta las montañas del interior de Croacia. El Parque tenía cinco entradas. Elegimos la entrada por el pueblo de Skradin para verlo y porque tenía la ventaja de incluir el trayecto en barca por el cañón hasta la cascada Stradinski Buk. El trayecto en barca fue muy plácido, las aguas estaban totalmente lisas y reflejaban la vede vegetación de las orillas. El pueblo de Skradin era bonito, con tejadillos rojos.
El parque estaba repleto de cascadas en un cañón kárstico de 200m de profundidad. El paisaje de rocas, acantilados, cuevas y precipicios. Las cascadas eran un fenómeno kárstico, como los Lagos de Plivitce, y el agua del río Krka también era rica en carbonato cálcico que le daba un color azul intenso. El material llamado tufa estaba formado por billones de plantas que crecían en la cima y formaban barreras que originaban las cascadas.
Hicimos un circuito circular de una hora. Caminamos por unas pasarelas que unían las pequeñas islas del río. Se veían peces nadando. Vimos la mayor cascada del parque, de 46m de altura. Era más grande y llevaba más caudal de agua que las que vimos en Plivitce. Los musgos y otras plantas esponjosas crecían entre las cascadas. Pasamos por antiguos molinos de agua. Había merenderos bonitos con mesas de madera, junto a estanques con sauces llorones y cisnes blancos. Nos hubiera gustado acabar con un baño en el Lago Skradinski de 800m de largo, al pie de las cascadas, pero estaba prohibido desde hacía unos meses.