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sábado, 20 de mayo de 2023

EL PARQUE NACIONAL KENTING

Kenting era una pequeña ciudad al sur de Taiwán, situada 1600km por debajo del Trópico de Cáncer. Eso se reflejaba en su entorno de naturaleza exuberante. Era conocida como el “Hawai taiwanés”, lugar de descanso de mucha población local.

Tenía varias playas frente al Mar de China Meridional. Paseamos por la larga playa de Kenting, de arena fina y dorada. Se veía desierta y sin bares ni chiringuitos. Hacía viento y lucía la bandera roja. Luego seguimos un camino bordeado de palmeras paralelo a la carretera, hasta South Bay en forma de media luna. Allí nos bañamos. Otra playa bonita era la Little Bay flanqueada por una montaña.

En el Arch Kenting, una puerta oriental de la ciudad, cogimos un bus amarillo hasta el Parque Nacional Kenting. Unos monos nos contemplaron desde las ramas de los árboles. En el Centro de Visitantes nos dieron un mapa y vimos una pequeña exposición. Caminamos solos por sus senderos en el bosque y por las pasarelas de madera. 


Los árboles tenían raíces aéreas que invadían el camino, rodeados de hojarasca. Otros crecían sobre las rocas, aferrándose con sus raíces a ellas. Había arces, banianos, higueras, algunas palmeras y una colección de cactus. Vimos el Arce Otoñal Gigante, de 15m de altura y un tronco de 3m de diámetro. 




Subimos a una torre con vistas al mar. Se veía la montaña Dajian, emblemática en Taiwán. Luego entramos en la Silver Dragon Cave, nos sorprendió lo grande que era. La recorrimos entre sus estrechas paredes con algo de iluminación y salimos al otro lado. Otra cueva más pequeña era la Fairy Cave. Después vimos la zona llamada Valley of Hanging Fig Roots, con raíces y lianas colgantes  por todas partes. Estuvimos unas tres horas en el parque.


          

Al salir fuimos al Faro Eluandi, era el único faro fortificado existente en el mundo, rodeado de un muro, ya que los indígenas de la zona atacaban al invasor chino. Era blanco en un bonito entorno muy verde, con vegetación y rodeado del mar azul. Paseamos por senderos y vimos cuervas, una pequeña garganta y un bosque con vistas al mar. Tomamos batidos de pulpa de mango recién hechos, muy ricos.


Por la noche paseamos por el Mercado nocturno de Kenting, con mucho ambiente. Los puestos estaban instalados en la calle principal y riadas de gente caminaban en ambas direcciones. Los puestos callejeros ofrecían pinchos de pulpo, calamar, carne, salchichas, mazorcas de maíz, albóndigas, bolas de patata dulce y de taro, helados, frutas y otros bocaditos no identificables. 


Los restaurantes de la calle principal tenían ostras, almejas, cangrejos y pescados en recipientes en la entrada, como reclamo. Cenamos almejas con salsa de ostras, riquísimas, gambas a la plancha y noodles fritos, y de postre una especie de churro relleno de chocolate. También había máquinas recreativas de pinball para niños. Familias enteras paseaban por el mercado, disfrutamos mucho del ambiente de Kenting.





sábado, 4 de septiembre de 2021

LOS LAGOS Y CASCADAS DE PLIVITCE

 

Desde Zadar fuimos a visitar el Parque Nacional Plivitce. Era Patrimonio de la Humanidad, el mayor espectáculo natural de Croacia. Lo describían como un laberinto verde en un valle entre montañas, grutas y acantilados con 16 lagos turquesas de aguas cristalinas que vierten sus aguas a través de cascadas y cataratas.

Había varias entradas. Preferimos empezar en la entrada 2 porque accedía a los Lagos Superiores, y luego descender a los Lagos Inferiores. Desde la entrada caminamos hasta un tren panorámico que nos llevó a la Station 3 en la parte superior. Allí empezamos la caminata por un paisaje precioso. Había 18km de puentes peatonales y pasarelas de madera serpenteando entre los lagos. Las pasarelas atravesaban bosques de abetos, hayas y pinos. Los lagos tenían color turquesa y verde esmeralda intenso, y todo estaba rodeado de vegetación con musgo y hojarasca.


El color turquesa del agua variaba según la concentración de minerales y microorganismos, las precipitaciones y el ángulo del sol. Hacía un día soleado de limpio cielo azul y todo estaba espectacular. El agua estaba muy transparente y se veían peces nadando. Encontramos cascadas preciosas, enmarcadas por la hojarasca verde y vegetación.

La atracción principal no eran los lagos sino los cientos de cascadas que los conectaban. Casi toda el agua procedía de los río Bijala (Blanco) y Crna (Negro). Todo su caudal desaguaba en el río Korana, el escultor que corría a través de los karts y daba forma al espacio natural.






Tras varias horas de caminata, comimos en un merendero del parque bureks de queso, los hojaldres típicos. Luego cogimos un barco impulsado por electricidad y silencioso por el Lago Proscanski. El trayecto fue precioso contemplando los reflejos de la vegetación de las orillas en el agua. Era un espejo tranquilo. El barco nos llevó del Puerto 2 al Puerto 3, y allí seguimos la ruta por los Lagos Inferiores. Se formaron en cavidades creadas por el agua de los Lagos Superiores. El musgo y las algas absorbían el carbonato cálcico y las plantas incrustadas crecían unas sobre otras, formando barreras de travertino y creando cascadas.





Rodeamos el Lago Kozjak de 4km de longitud, el más grande y fuimos hasta la Veliki Slap, la cascada más alta de Croacia con 78m de altura. En teoría era la guinda del parque y de nuestro recorrido, pero llevaba poca agua y eran varios hilillos sobre la negra roca. Nos gustaron más otras cascadas. Recorrimos 12km de la ruta H y estuvimos seis horas en el parque. El color turquesa intenso de los lagos entre las ramas de los árboles era único. Disfrutamos mucho de la visita del Parque Plivitce, un Patrimonio merecido. Una maravilla.






martes, 22 de junio de 2021

LA GARGANTA DE SAMARIA

Desde Chania cogimos un bus hasta Omalos, el punto de partida. La Garganta de Samaria tenía 16km y era uno de los cañones más largos de Europa. Empezamos a una altitud de 1.230m y fuimos descendiendo. El cañón tenía gran belleza con sus altas rocas y sus estrechos pasajes. Era un Parque Nacional, declarado Patrimonio de la Humanidad.



Empezamos el senderismo atravesando las Montañas Blancas con pinos cretenses y cipreses, salpicadas de flores silvestres rosas. Pasamos por algún salto de agua y por la Capilla de San Nicolás, una ermita de piedra con iconos en el interior. En el camino había varias fuentes de agua fresca y fuimos reponiendo bebida. Atravesamos varios puentes de troncos de madera y pasamos por las ruinas del antiguo asentamiento de Samaria. 




A tramos había sendero con piedras y otros tramos caminamos por el cauce seco del río, con más piedras. Más adelante el río arrastraba agua verde transparente y fuimos paralelos bordeando la pared de la Garganta. 



Lo más bonito fue el tramo final más estrecho, lo que llamaban las Sideropuertas, las puertas de hierro, donde la Garganta tenía paredes de 300m de altura y una anchura de 3m. Había una pasarela sobre el río, que apenas llevaba agua. 

Durante la ruta hicimos paradas para hacer fotos y comer hojaldres de espinacas y cacahuetes. Tardamos cinco horas y media para recorrer la Garganta. Al salir del cañón un autobús nos llevó hasta el pueblo Agia Roumeli, a 2km. Agia Romeli tenía una gran playa de arena oscura y piedras pequeñas, donde nos dimos un buen baño refrescante. Luego nos instalamos a la sombra de una terraza frente a la playa y comimos una ensalada cretense, con pan crustini, tomate rallado, queso feta, pimiento, pepino, zanahoria, cebolla, patata y huevo duro. Luego regresamos en barco a Chania. Un buen día de viaje.