El lago Phewa
era el segundo lago más grande de Nepal. Estaba rodeado de verdes montañas y
por encima de ellos los picos nevados de la cordillera de los Annapurnas.
Las montañas estaban cubiertas de vegetación, había pequeños miradores para
sentarse a contemplar las vistas, y se oía el canto de los pájaros. Era un
valle muy tranquilo.
Paseamos por las orillas
del lago admirando el paisaje. Había muchas barcas azules, verdes y amarillas,
algunas con un toldo rojo. Las barcas se reflejaban en la superficie del
agua, parecían dibujos hechos con acuarelas.
Paramos en la Pagoda Varahi Mandir, situada en una isla en medio del lago. Era el templo hindú más famoso de Pokhara, dedicado a Visnú, en su encarnación como jabalí. El templo tenía dos alturas y la entrada estaba custodiada por dos leones dorados. Alrededor había lámparas encendidas y todo el perímetro estaba lleno de campanas de diferentes tamaños que tocaban los fieles.
Era una isla muy pequeña, con árboles, campanas y algún puesto de artesanía. Había mucha gente, nepalís e hindúes, muchas mujeres con saris de colores. En una orilla de la isla se arremolinaban los peces y la gente se juntaba a mirarlos.
Al atardecer nos sentamos en una terraza a orillas del lago y tomamos lassi, los batidos de yogur, de papaya y de plátano, ricos y refrescantes. La gente paseaba de un lado a otro y había mucho ambiente. Contemplamos las vistas hasta que el sol se ocultó tras las montañas.
Otro día Javier quiso
hacer Parapente sobre el lago. Yo preferí esperarlo en la esplanada
donde aterrizaban, junto al lago. Desde la cima de la montaña Sarangkot se
veían decenas de coloridos parapentes. Voló con un monitor y luego nos pasaron
las fotos y los vídeos. Desde el aire pudo ver un paisaje de campos verdes con
cultivos, el lago Phewa azul y plateado, y las montañas con nubecillas en las
cumbres de los Annapurnas. Toda una fantástica experiencia.