Además de los mercados masais, como el de Dimeka, Tanzania tenía muchos mercados coloridos, en cada aldea y cada ciudad. Algunos de los que más nos gustaron fueron Babile, Ujiji, Zanzíbar, y el mercado de Arusha. Estaba lleno de pilas de cocos, plátanos verdes, tomates, piñas, montañas de cacahuetes, y sacos con pirámides de arroces, harinas y cereales.
En la sección de pescados, los había fritos y en salazón, para conservarlos más tiempo a falta de neveras. Muchos eran percas del Nilo, pescadas en el Lago Victoria. La parte de frutas y hortalizas era muy colorida, con pilas de tomates, patatas y otros tubérculos, pimientos o berenjenas.
Vendían caña de azúcar, con la que elaboraban un rico jugo, triturándola y añadiéndole limón y jengibre.
Las mujeres vestían sus faldas estampadas y pañoletas, y animaban el ambiente. En otros puestos vendían elixires de hierbas naturales y pócimas medicinales. Y en algunos se vendían gallinas vivas enjauladas en cestas.
Algunos mercados estaban bajo cubierto, con estructuras de hierro y madera. Otros se instalaban al aire libre en plazas, esplanadas y bajo la sombra de los árboles. Todos aquellos mercados tanzanos merecían un paseo curioseando por sus puestos, y eran un espectáculo de vida y color.
Viaje y fotos de 1993
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