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viernes, 21 de noviembre de 2025

IRAK: EL RENACER DE MOSUL

 


Desde Bagdad a Mosul hay 403km y fuimos en un taxi compartido, con dos policías jóvenes vestidos de civiles. Ellos iban más al norte, a la frontera Siria. Es el trayecto más largo del viaje por Irak y tardamos 4 horas en recorrerlo, con una parada para comer algo, pero no se nos hace largo con la compañía.

Nos alojamos en el Al Saray Palace y vamos a conocer la ciudad. Visitamos la Mosul Heritage Art House, un museo etnográfico en una bonita casa de piedra tradicional, con ventanas en arco y balcones. Las habitaciones de sus tres pisos son un laberinto, y están abarrotadas de mobiliario y objetos antiguos. Hay divanes, baúles y armarios con edredones apilados, teteras, samovares, quinqués, radios antiguas. También hay objetos de diferentes profesiones que enumera un cartel: herrero, carbonero, forrajero, orfebre, confitero, lechero, vendedor, sastre, o curtidor, entre otras. 




En frente está la Fundación de Cultura y Patrimonio, casi una prolongación del Museo. La entrada también es gratuita, porque está patrocinada por la Universidad de Mosul, según nos dicen. Hay muchas fotografías en las paredes, trajes y alguna estatua. En su terraza tomamos tés y contemplamos  las vistas de Mosul con la luz dorada del atardecer iluminando las cúpulas de las mezquitas y sus minaretes. Allí  conocemos a Mahmood y Nur, una joven pareja, casi recién casados. Son modernos, bromean y se cogen de la mano. 


          


En las paredes de algún edificio de la ciudad encontramos réplicas de los míticos toros alados con cabeza humana y alas de águila, como las estatuas halladas en la ciudad de Nimrod en el s. IX.



Cerca está la Iglesia del Reloj y alguna mezquita. En la ciudad hay varias mezquitas, una con un minarete bastante torcido, como la Torre de Pisa. La Gran Mezquita de Mosul es la más espectacular, con 17 cúpulas.  





Vamos al Zoco Bab Al Saray, y entramos por la parte del Mercado del Pescado. Hay grandes piezas y pescados vivos en peceras. Allí mismo los limpian y los fríen o los ponen a asar a las brasas. Se ven a algunas mujeres compradoras con abayas negras, pero la mayoría son hombres. En la otra parte del Zoco hay tiendas de especias, frutos secos, dátiles de varios tipos, recipientes de aluminio, jabones o ropa.





Al final del Mercado del Pescado está la Old Town, con las ruinas de la ciudad antigua, destrozada por los ataques del ISIS. La zona se veía arrasada, con muros derruidos, montañas de cascotes e impactos de balas o metralla en las paredes de piedra. Entre las ruinas asomaban arcos y paredes con restos de pintura azul. La UNESCO está participando a la restauración, pero iba lento. 

Primero habían desminado la zona y en los edificios en ruinas se veía escrita la palabra "SAFE". Aún así caminamos por cuidado por las partes despejadas, evitando los cascotes. Todavía queda algún cartel antiguo que prohibía el acceso, advirtiendo del peligro de explosivos enterrados. La destrucción es penosa, nos recuerda las imágenes que hemos visto de Varsovia, Sarajevo o Gaza, la más reciente. Impresiona caminar entre esas ruinas, solos y en silencio.




El grupo terrorista que formó el Estado Islámico (ISIS) tomó el control de Mosul en 2014 y arrasó la parte antigua asesinando a 50.000 personas, con más de 12.000 desaparecidos. Fue una guerra cruel que duró tres años y finalizó en 2017, cuando las Fuerzas Armadas Iraquís expulsaron al ISIS. Había pasado poco tiempo, pero se notaba en la ciudad la voluntad de renacer. 




Esa voluntad de renacer de las cenizas y seguir adelante, la notamos en la gente de Mosul. Conocimos una pareja joven, Mahmood y Nur, con los que estuvimos conversando horas. Estaban casi recién casados. Nos hablaron de sus vidas y su trabajo en una Clínica Odontológica. Nos invitaron a cenar en un restaurante: kebabs, swarma de pollo, sopas, hummus y mutabal. Luego fuimos a casa de sus padres, con quienes vivían siguiendo la tradición. En la sala de invitados tomamos té y pastas de hojaldre con miel y pistachos, mientras charlábamos. Una familia encantadora. Y cuando salimos de allí, los vecinos nos invitaron a su casa, y vuelta a empezar, té, pastas y charla. Ejemplos de la cálida hospitalidad iraquí. Nos llevamos un recuerdo entrañable de Mosul, por su historia y sus gentes.


domingo, 28 de febrero de 2021

JARTUM Y SUS MERCADOS



Jartum (o Khartoum), la capital a orillas del río Nilo, fue nuestra entrada en Sudán. Es una gran ciudad africana de más de ocho millones de habitantes, con museos, cafés y restaurantes, avenidas arboladas, edificios bajos y un discreto skyline a orillas del río, en el que destaca el edificio ovalado del Hotel Corinthia. Pero también mantiene el estilo árabe, en sus mezquitas y sobre todo en sus coloridos mercados. Cruzamos el río para ir a Omdurmán, la antigua capital del país. 

Primero vimos el mercado de pescado, un recinto no muy grande, al aire libre. Exhibían los pescados en cestas y sus escamas brillaban al sol. Algunos tenían básculas antiguas. Los hombres vestían sus largas túnicas blancas tradicionales con turbantes, y las mujeres sus vestidos estampados con velo.




El mercado de Omdurmán fue el más animado y colorido que vimos en el viaje. Más adelante nos gustó mucho el de Karima. Nos gustaron especialmente los puestos de hortalizas, las carnicerías con sus piezas colgando, las pirámides de grano, dátiles y otros frutos secos. Compramos cacahuetes tostados. La gente nos acogía con simpatía y amabilidad.






El llamado Al Mogran es el punto de encuentro entre el Nilo Blanco y el Nilo Azul. El Nilo con sus 6.853km es el mayor río de África y el segundo del mundo tras el Amazonas. Fertilizaba las áridas tierras del país, transformándolas en franjas de verde vegetación y cultivos.  

Visitamos la Tumba de Mahdi, el héroe nacional que derrotó al coronel británico Charles George Gordon en el asedio de Jartum. La historia completa la cuenta la película “Kartum”, con Charlton Heston en el personaje de Gordon y Laurence Olivier como Mahdi. Era un bonito edificio amarillo con tres cúpulas plateadas, entre jardines.

En la ciudad se ven muchos tuk-tuks, los motocarros que también se utilizan como transporte en Asia. El viaje por Sudán acababa de empezar.









martes, 9 de mayo de 2017

MERCADOS Y COMIDAS COREANAS

J
 















El Mercado de Pescado Jalgachi en Busan era el más grande de Corea, según leímos. Busan era una moderna ciudad costera en la desembocadura del río Nakdong. Su mercado era impresionante, con mucho ambiente. Había una variedad enorme de pescados: anguilas, salmonetes, pulpos, atunes, rapes, pepinos de mar y babosas, langostas y gambas, ostras, almejas y mejillones gigantes de 30cm (¡) Alrededor había puestos callejeros con peces vivos en cubetas y peceras, y restaurantes dentro del mercado, que cocinan lo que se elige.

Cenamos en el restaurante de Jackie en el segundo piso, una deliciosa sopa de pescado y gambas braseadas, acompañadas del montón de platillos habituales. Jackie nos explicó que su octogenaria madre fue la fundadora, y que llevaban varias generaciones de su familia en el mercado.







Las comidas coreanas pueden reunir hasta 17 platillos, formando una estética composición. Es típico el kimchi, una preparación fermentada con diferentes vegetales, principalmente col, pero también pepinos, berenjenas, calabaza o rábanos, de sabor avinagrado. A veces usaban anchoas o gambas en salmuera para la fermentación. Era un método para conservar los vegetales en invierno. Como curiosidad el kimchi está considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. También es típico el Panjeon, especie de tortilla con cebollinos y a veces gambas. El Bibimbap es un plato de arroz, carnes, huevo y verduras con salsa picante.

 A los coreanos les gustan las parrilladas de carne y pescados como el Mackerel, un tipo de caballa. En los puestos callejeros ofrecen gambas en tempura, repollo, berenjenas marinadas, acelgas, tofu, arroz, noodles y dumplings, las empanadillas chinas. En cuanto a bebidas, probamos el Makgeoli, un vino de arroz. La gastronomía coreana fue una parte importante del viaje.

 








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