En Ruhija visitamos otra escuela.
Algunos eran huérfanos y los alojaban en dormitorios con literas, que nos
enseñaron. Estaban en sus aulas, atentos a las pizarras, y nos cantaron una
canción de bienvenida. Luego salieron al patio donde había columpios, formaron
un gran corro y cantaron y bailaron con entusiasmo. Había unos 80 niños de
diferentes edades.
En Ruhija, dentro del Parque Nacional Bwindi, también visitamos la comunidad Batwa. Los Batwa eran los antiguos pigmeos, que fueron los primeros pobladores de la zona. Vivían en unas cabañas en el bosque. Encontramos un hombre mayor de 75 años, adonado con un original tocado de piel animal en la cabeza. A su alrededor cuatro mujeres llevaban el mismo tocado. Estaban extremadamente delgados y usaban ropas raídas que no había cambiado en mucho tiempo. Los cambios en la alimentación los habían hecho ganar altura, pero seguían siendo de corta estatura.
El hombre mayor y todos nos saludaron y se mostraron dispuestos a conversar y enseñarnos su austera forma de vida y sus tradiciones. No hablaban nada de inglés, una chica joven nos hizo de guía y traductora. Nos mostraron el arco y el ritual con el que cazaban, y la cabaña que dedicaban a aplicar sus medicinas naturales del bosque. Hicieron fuego en poco tiempo frotando dos palitos. Nos preguntamos cuánto tiempo resistirían viviendo de aquella forma.