Desde Amán hicimos la ruta circular de los Castillos Omeyas. Visitamos tres castillos históricos: Al Haŕrana, Amra y Azqar. Solo había transporte público hasta Azqar, pero como era viernes festivo para los musulmanes, no había bus. Así que pactamos precio con un taxista.
El Qsar Al Harrana (o Kharana) era una imponente estructura de piedra dorada y muros gruesos en medio del desierto. Tenía apariencia de posada para viajeros, los llamados khan en la época. Leímos que pudo ser lugar de reunión para la élite de Damasco y los beduinos de la zona.
Tenía dos plantas que recorrimos, con patio, 60 estancias alrededor y dos torres circulares defensivas. Había salas con apariencia de Capilla y rosetones de piedra con la flor de lys labrada.
El Qusayr Amra era Patrimonio de la Humanidad. Su estructura era peculiar, con bóvedas de piedra dorada. Fue parte de un complejo que englobaba un caravasar, unos baños y un pabellón de caza, según leímos.
El tesoro del Castillo de Amra estaba en el interior: unos frescos del s. VIII que nos sorprendieron. Uno de ellos representaba oficios: carpintero, camellero, herrero, picapedrero...Había escenas de vino, mujeres y fiesta. En la Sala de Audiencias había frescos con mujeres pintadas en los arcos con los senos desnudos y ropajes, sosteniendo cuencos de comida o dinero. Un hombre tocaba un instrumento, tipo laúd y otra mujer bailaba.
También había una escena del sacrificio, luchadores, querubines, bailarines desnudos, una mujer bañándose como una ninfa. Curiosos para un país islámico que prohibía la representación de figuras humanas.
El Qsar Al Azraq fue la base de T.E. Lawrence y Sharif Hussein bin Alí durante la Revuelta Árabe contra los otomanos. Se accedía por un torreón con portones de piedra que pesaban una tonelada.
Al entrar encontrabas un patio con una mezquita central, sin cúpula ni minarete. Tuvo tres pisos y vistas al oasis de Azraq. La habitación de Lawrence estaba sobre la entrada, espaciosa y con saeteras defensivas. El resto eran ruinas de cocina, comedor, almacenes y establos. Subimos y bajamos escaleras y curioseamos por todo el recinto histórico.