Imaginaros una laberíntica ciudad subterránea excavada en el s. XII por mandato del Rey Lalibela, para ocultarse del enemigo, los invasores árabes. Unas iglesias monolíticas, talladas de una sola pieza de roca basáltica, de arriba hacia abajo (¡). Eso es Lalibela. Un conjunto de doce iglesias y capillas, sepulcros y lugares sagrados a ambos lados del río Jordán. Seguía siendo un importante centro de peregrinación.
La más famosa es Bet Giorgis, la que sale en todas las fotos, y la que nos había atraído hacia Etiopía al verla en una revista de viajes. La Iglesia de San Jorge. Tenía forma de cruz y estaba tallada de una sola pieza de roca, con una gran zanja alrededor. La roca era rojiza, salpicada de toques amarillos de algas. Vista desde arriba tenía tres cruces, que representaban la Santísima Trinidad.
Bajamos por un túnel y accedimos
al interior de la zanja. Al entrar nos recibió un sacerdote ortodoxo con
ropajes coloridos y un báculo con una cruz procesional de plata. Llevaba un
casquete amarillo, el color de los monjes. Por dentro la iglesia era
pequeña y conservaba una pintura mural con San Jorge matando al dragón.
Bet Medhane Alem era la más grande de las iglesias monolíticas, con 36 pilares exteriores que le daban un aire griego, y una zanja alrededor. Había alfombras en el suelo y nos descalzamos para entrar. En la pared había una gruta, donde vivía un eremita, y nichos usados como tumbas.
Recordaremos Bet Maryam por
sus arcos de bóveda interiores y sus pinturas murales y en el techo, con
motivos geométricos, querubines y la estrella de David.
Las siguientes fueron Bet Maskal y Bet Danaghel, donde había un estanque con plantas verdes, cuya agua decían que curaba la infertilidad de las mujeres. Otras fueron Bet Debre Sina, también llamada Bet Mikael y Bet Gólgota. Vimos la cruz svástica invertida, que en la Infia significa fertilidad, y aquí, segun nos dijeron, tenia un simbolismo religioso.
Por la tarde continuamos con el
grupo de iglesias del oeste. A Bet Gabriel Rafael se accedía a
través de un puente que cruzaba la zanja. Los portones de las Iglesias eran de
madera de olivo, y algunos tenían adornos de metal. Vimos un tabernáculo de
madera labrada y nos enseñaron libros de oraciones en amharic de 500 años de
antigüedad. Tenían tapas de madera y papel amarillento de pergamino carcomido.
Otras iglesias que visitamos fueron Bet Emanuel, Bet Mercurios, Bet Lehem
y Bet Abba Libanos, que tenía una fachada vertical excavada
en la roca, con columnas y ventanas.
Las iglesias de Lalibela no tienen comparación en el mundo, eran diferentes a todo, y tenían una atmósfera especial. Eran un merecido Patrimonio de la Humanidad. Y los sacerdotes que había en el interior de cada iglesia tenían un aspecto imponente, con sus ropajes, sus casquetes amarillos, sus cruces procesionales...Recordaremos sus negras y largas barbas, rostros morenos y angulosos de pómulos marcados y ojos brillantes de fe desafiante. Lalibela era misteriosa y única. Como la inolvidable Etiopía.
Las iglesias de Lalibela no tienen comparación en el mundo, eran diferentes a todo, y tenían una atmósfera especial. Eran un merecido Patrimonio de la Humanidad. Y los sacerdotes que había en el interior de cada iglesia tenían un aspecto imponente, con sus ropajes, sus casquetes amarillos, sus cruces procesionales...Recordaremos sus negras y largas barbas, rostros morenos y angulosos de pómulos marcados y ojos brillantes de fe desafiante. Lalibela era misteriosa y única. Como la inolvidable Etiopía.