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sábado, 11 de mayo de 2013

LOS COMERCIOS DE LILONGWE

 

 
 
Siempre me han gustado los mercados africanos. En Lilongwe, la capital de Malawi, encontramos atractivos mercados, llenos de color y de vida.
Lilongwe era una ciudad un tanto extraña. Lo más parecido a un centro era el casco antiguo, alrededor del mercado y la mezquita, la que llamaban Old Town. El resto era una ciudad dispersa y discontinua, con muchos solares sin construcciones, donde crecía la vegetación libremente.





El mercado estaba muy ambientado, sobre todo la zona de pescado seco, con sus montoncitos dispuestos simétricamente. Entre ellos encontramos langostas fritas y crujientes, un aperitivo original. Lo demás eran tiendecillas dispuestas de forma laberíntica, con estrechos pasillos, que ofrecían todo tipo de productos. Había muchos puestos de artículos de higiene y cremas hidratantes. La zona de los sastres era una de las más laboriosa y animada. Trabajaban entre telas multicolores, junto a sus máquinas de coser Singer y de marcas chinas.


 
Los carteles anunciadores de algunas tiendas eran bastante ilustrativos y de carácter inequívoco. Me gustaban los dibujos un tanto ingenuos en las fachadas exteriores. Podías encontrar tiendas de venta de chancletas coloridas, de productos domésticos, de móviles, o de extensiones de pelo para adornar los peinados de las bonitas mujeres de Malawi.
 
© Copyright 2013 Nuria Millet Gallego

sábado, 3 de octubre de 2009

CARTELES BOLIVIANOS

 


 
 En el Mercado de la Hechicería de La Paz vendían fetos disecados de llama para bendecir las casas nuevas y para ofrecer a la Pachamama (Madre Tierra). Y había muchos curanderos y adivinos. En un puesto encontré este cartel:

"Casa Esotérico-Naturista Doña Carmen. Sahumerios, inciensos de la India, perfumes, velas brasileras, baños de florecimiento, Mesas Dulces para la Pachamama. Para el trabajo, casa, salud, prosperidad, dinero, carro, viajes, etc…" A todo eso daba remedio doña Carmen.


 


En El Alto, un suburbio de La Paz construido en las laderas y que creció hasta convertirse en otra ciudad, también había muchas casetas de maestros curanderos y consejeros que solucionaban los problemas de la vida.

Siempre he respetado todo tipo de creencias, cuando no pretendan imponerse a otros. Las imágenes de santos o de iconos eclesiásticos tienen un valor simbólico y estético para mí. Pero prefiero valores como el que expresa la papelera de la preciosa ciudad colonial de Sucre con el letrero: "El racismo y la basura bote aquí", equiparando racismo y basura.




En El Alto encontramos otro cartel curioso: "Ladrón que sea sorprendido será linchado y quemado vivo". Un aviso disuasorio para los posibles delincuentes.
En fin, que lo que se aprende, en la vida y en los viajes, es que "La vida debe ser una educación continua".
Nunca dejamos de aprender.


 
 
© Copyright 2009 Nuria Millet Gallego