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viernes, 14 de noviembre de 2025

IRAK: EL ZIGURAT DE UR Y LA BODA DE NASIRIYAH

En Basrah vamos a la estación de autobuses, que llaman Garage, y cogemos un taxi compartido con una pareja iraquí, hasta Nasiriyah. Un trayecto de 190km que tardamos 2 horas en recorrer. El paisaje es árido y polvoriento. Pasamos varios controles de policía, con soldados armados con fusiles, cargadores en los chalecos y cascos con cámaras de visión nocturna. Por contraste, son amables, sonríen y bromean con el futbol y los equipos de Barça y Real Madrid.

Desde Nasiriyah vamos a Ur, a solo 18km. La legendaria ciudad de Ur es uno de los asentamientos más antiguos de la humanidad, centro de comercio, cultura y religión en la antigua Mesopotamia. El Gran Zigurat de Ur es una impresionante construcción con paredes inclinadas hacia dentro para darle más grandeza, y contrafuertes ornamentales. Los zigurats son templos de la antigua Mesopotamia que tienen forma de torre o pirámides escalonadas. 

El Zigurat tiene tres escaleras: la central asciende directamente al piso superior y las dos laterales conducen al primer piso. En total hay 96 escalones. Todo esto lo leímos en los carteles informativos. Nos decepciona un poco no poder subir las escaleras porque hay una valla que lo impide, suponemos que para proteger la construcción histórica. Es Patrimonio de la Humanidad.


Tiene tres niveles. El Templo superior estaba dedicado a la adoración de Nannar, el dios de la luna, y deidad principal de Ur. También a Enki, dios del Agua y el Deseo, y a la diosa Nin-Gal, la esposa de Nannar.

En el recinto hay otra construcción más pequeña, el Santuario Dubral-Makh, que significa la Casa de las Tabletas. Allí almacenaban las tabletas escritas y servía de Tribunal de Justicia y puente de enlace al Zigurat. Lo construyó el tercer gobernante.

Otro edificio es el Khur-Sag, nombre sumerio que significa la "Casa de la cabeza de la montaña". Pudo ser una estructura administrativa o residencia del rey en periodos cortos, mientras realizaba rituales en la zona sagrada.



Por último vemos el Cementerio, que aloja unas 2000 tumbas y 16 tumbas reales. Es uno de los más grandes del antiguo Irak, descubierto en 1993 en una misión conjunta del Museo Británico y el Museo de la Universidad de Pensilvania. La mayoría de las Tumbas Reales están construidas de ladrillos, rodeadas de una zona que el arqueólogo Wooley llamó "pozo de la muerte" o "hoyos de la muerte". 

La tumba más grande contenía 74 cuerpos, 68 de ellos mujeres, con muchas joyas y accesorios. Una de las reinas llevaba más de 2kg de oro y piedras preciosas en la cabeza y otros 3kg en su cuerpo. Fueron saqueadas en la antigüedad. Encontramos un equipo de arqueólogos y de filmación de un documental.



La ciudad de Nasiriyah está a orillas del río Éufrates. En sus calles todavía circulan los tuk-tuks amarillos, los motocarros que también existen en los países asiáticos. 


El Museo de la Civilización de Naririyah está cerrado viernes y sábado. Mala suerte, son cosas que pasan en los viajes. Vemos fotos de las piezas más destacadas, como las estatuas de Hatra, el vestuario tradicional y una especie de arpa con cabeza de búfalo. Nos hubiera gustado verlo en directo, pero no podemos estar más días, lástima.

En cambio, tuvimos la suerte de coincidir con la celebración de una boda en el Hotel Somerion, donde nos alojamos. En el vestíbulo se reúne la familia y los numerosos invitados, y posan para las fotos. Las invitadas llevaban abayas, alguna negra, pero la mayoría  de colores suaves. La novia llevaba un vestido blanco, sin hiyab.

Lo mejor fue que pude presenciar la celebración y el baile en un salón reservado solo para las mujeres. No pude hacer fotos, pero fue un espectáculo. Más de cien mujeres bailando animadamente y sin abayas. Me hacen sentar en una mesa y algunas se acercan a saludarme y decirme algunas palabras en inglés. Algunas mujeres emiten el "zaghareet", el grito árabe ululante que producen colocando la lengua en el paladar. La novia tiene 23 años y lanza su ramo de espaldas a los invitados. Las jóvenes van muy maquilladas, llevan vestidos de terciopelo entallados, granates, verdes o azules, con escotes generosos y los hombros al descubierto, y bailan con alegría. Una auténtica fiesta.



Antes de irnos de Nasiriyah vamos a curiosear el Bazar y vemos los hiyabs (pañuelos islámicos) de colores. Me compro una abaya negra para visitar la ciudad santa de Kerbala, nuestra próxima etapa.