Mostrando entradas con la etiqueta humedad.senderismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta humedad.senderismo. Mostrar todas las entradas

viernes, 1 de abril de 2016

BARACOA Y EL P.N. HUMBOLDT

Baracoa era una región del sureste de Cuba, fuera de los circuitos turísticos habituales. Quisimos conocer la zona y pasamos tres días allí.

El plan del día era visitar el Parque Nacional Humboldt, llamado así en honor del naturalista y explorador alemán, que visitó el lugar por primera vez en 1801. Era Patrimonio Mundial. Una furgoneta amarilla nos llevó a través de pistas de gravilla. Atravesamos el río Toa y vimos el mar Caribe entre cocoteros. 

 

Tardamos una hora y media en llegar al Balcón de Iberia, el punto de partida de la excursión, una caminata de 7km por senderos, ascendiendo unos 400m. El tramo inicial fue el más costoso por la subida y el calor. Pero íbamos con el guía del parque e hicimos paradas para que Pedro nos explicase la flora y la fauna. Vimos orquídeas, bromelias y plantas que vivían en simbiosis con sus parásitos.

Había lianas y árboles de raíces extendidas entre la hojarasca. Era un bosque húmedo tropical. Pedro comentó que Baracoa era la zona de Cuba con más lluvias, y que en aquel bosque en algún momento u otro llovía casi cada día.

Encontramos un alacrán grande, varios lagartos verdosos camuflados entre las hojas, una oruga tipo ciempiés gorda como una salchicha, una rana diminuta de 8mm y varios tipos de aves: halcones o gavilanes y colibrís inquietos que no se dejaban fotografiar.

       
 
       

Nos refrescamos con un baño delicioso en el río Santa María, entre la verde vegetación. Caminamos por el lecho pedregoso hasta una pequeña cascada. En el río hicimos picnic y tomamos sándwiches de jamón, queso y atún, con plátano frito.

Luego nos bañamos en el mar, en la magnífica y tranquila Playa Maguana. Era preciosa, con cocoteros y el agua con franjas verde azuladas transparentes. Nos instalamos con el pareo bajo la sombra de una palmera y fuimos dándonos baños hasta que llegó la hora de irse. Regresamos contentos y muy satisfechos con la excursión al Parque Humboldt. Era una zona de Cuba que pocos turistas frecuentaban, pero que merecía mucho la pena.




domingo, 24 de abril de 2011

EL BOSQUE TROPICAL DE MONTEVERDE

En Monteverde hicimos una excursión por el bosque tropical nuboso, guiados por Sergio, que nos dio interesantes explicaciones. El bosque era más oscuro por la gran densidad de plantas y vegetación, y más frío y húmedo. Formaba lo que llamaban “canopy”, palabra de procedencia latina, que podía traducirse como dosel o bóveda vegetal, que se cerraba sobre nosotros. 

Fuimos caminando por pasarelas metálicas pintadas de verde, y atravesamos varios puentes colgantes a unos 25m de distancia del suelo. Eso nos permitía contemplar mejor los árboles, sus copas, troncos y raíces aéreas. Había muchos hongos, musgos y líquenes (la simbiosis entre algas y hongos). Vimos el esqueleto de varias hojas, de las que solo quedaba el entramado seco, comidas por los hongos. 


Vimos el aguacatillo, el árbol del aguacate, que podía vivir hasta 300 años. Los más comunes eran los árboles llamados María por su flor blanca, o “lengua de vaca” por la forma de sus hojas. También había altos y gruesos cedros, de unos 45m de alto y madera rojiza. El bejuco de agua era un tipo de liana que tardaba 60 años en crecer, y el árbol que llaman estrangulador o matapalo. Resaltaban algunas flores de colores, llamativas entre el verdor. 

Había muchas plantas epífitas, que crecían sobre otras plantas o árboles. El nombre también provenía del latín: “epi” (sobre) y “fita” (planta). Sergio nos explicó la diferencia entre el bosque primario, que no había sido alterado en su equilibrio y era más oscuro y denso, y el bosque secundario, que había sido quemado o alterado. Nos mostró zonas de ambos.



Aquel era el hábitat del mítico quetzal, un ave que se dejaba ver poco. Vimos nidos en la hojarasca y otras aves y una pava grande sobre una rama. En el hueco de un árbol hurgó con un palo y salió una tarántula peluda a ver quien la molestaba. Las tarántulas ponían 200 huevos. Las hembras eran más grandes y vivían 15 años, y los machos vivían 5 o 7 años. Nos dijeron que su picadura no era venenosa y mortal, solo era irritante. Fue una excursión interesante y didáctica.



Hicimos otra excursión nocturna. Íbamos en fila, con linterna, y nos parábamos cuando oíamos algún ruido de la hojarasca o una rama crujiendo. Lo primero que vimos fue una mariposa morpho de color azul cielo, endémica de Costa Rica. Con su revoloteo parecía darnos la bienvenida. En seguida encontramos un perezoso en las ramas altas de un árbol. Dormían entre dieciocho y veinte horas, como los koalas australianos, y su periodo activo era nocturno. Eran animales de rutinas cíclicas y si se les encontraba en un árbol era probable que volvieran a él.

Tuvimos la suerte de encontrar un armadillo medio oculto bajo un tronco. Tenía el lomo listado y el hocico alargado. Posó para nosotros de espalda, de perfil y de frente. También encontramos una zarigüeya o zorro en las ramas altas, de la que vimos sus ojos amarillos. Vimos el insecto-palo parado en la parte de atrás de una hoja, y un insecto muy curioso llamado carbunco, que tenía dos luces anaranjadas como si fueran ojos. Como sonido de fondo teníamos el canto de miles de grillos y otros insectos. Cuando apagamos las linternas vimos las luciérnagas voladoras, y las estrellas del firmamento se distinguían con un brillo intenso.