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domingo, 8 de abril de 2018

EL PUENTE COLGANTE DE MUANG KHUA

 


Después del trekking de las aldeas Akhas, fuimos en un minibús desde Phongsali hasta Muang Khua, en un trayecto de siete horas. La vegetación verde, con árboles y hojarasca, bordeaba la cinta de la sinuosa carretera.

Muang Khua era una pequeña y bonita aldea con encanto, entre palmeras, plataneros y casas de madera pintadas en color pastel. Se respiraba tranquiliadad. Estaba dividida por el río Nam Ou y la parte más bonita era la del puente colgante. El puente con tablones de madera era solo para peatones y se balanceaba al pasar. Vimos atravesarlo a varias mujeres con paraguas para el sol. 






Nos alojamos en una guesthouse a la orilla del río, una casa de madera colgada sobre pilotes. La cama tenía una mosquitera rosa y la ventana ofrecía una vista impagable sobre el río y el puente.

Paseamos por las orillas del rio, haciendo fotos de las barcas varadas con los niños jugando. Otros niños navegaban en una balsa de troncos, remando en el río. 







El pueblo tenía un mercado y un Templo Budista, donde encontramos a un pequeño monje de unos 10 años recitando sus rezos con un libro en el regazo. El templo era coqueto, lucía el sol y resaltaba la figura del pequeño monje con su túnica azafrán. 




Al día siguiente embarcamos hacia Nong Khiaw. La barca era azul, abierta en los laterales, y con un tejadillo de madera. El trayecto por el río Nam Ou se interrumpía por la construcción de una presa, así que lo hicimos en dos tramos Tardamos cuatro horas hasta Muan Ngoi Neua, donde estaba la construcción. Allí desembarcamos, cogimos un tuk-tuk hasta el otro lado de las obras y empalmamos con otra barca que en dos horas nos llevó hasta Nong Khiaw.

El trayecto fue espectacular, con altas montañas tras la jungla de las orillas. A tramos el río discurría por un desfiladero y el agua quedaba en sombra. Luego se abría y el sol lo bañaba todo. Los picos se reflejaban en la superficie del agua. Nos cruzamos con múltiples barcas que iban río arriba y nos saludaban.










martes, 26 de abril de 2011

VOLCÁN EL ARENAL

 

Desde Monteverde fuimos a la Laguna Arenal, donde cogimos una barca hasta el pueblo La Fortuna. En la laguna podía verse al fondo el cono perfecto del Volcán Arenal, muy puntiagudo. Cruzamos la laguna de aguas tranquilas y limpias. En la orilla encontramos una garza blanca, dándonos la bienvenida. Nos dijeron que la garza se llamaba Samantha Carolina.


El volcán se distinguía al fondo de todas las calles del pueblo, una mole de presencia imponente. Dimos un paseo a caballo hasta la Catarata La Fortuna. Mi caballo se llamaba Tito. Nos dieron un casco, y nos enseñaron a jalarlo (frenarlo) y coger las riendas para dirigirlo. Si el caballo bajaba por desniveles, debíamos inclinar el cuerpo hacia atrás. Lecciones básicas. Con una mano cogíamos las riendas y con la otra nos agarrábamos a la silla de montar. En el camino cruzamos un par de riachuelos. El volcán vigilaba nuestro camino.

Al cabo de un rato llegamos a la Catarata La Fortuna. A lo lejos se distinguía la catarata entre la espesura. Bajamos bastantes escaleras, cruzamos un río por un puente colgante y nos encontramos frente a la catarata de 70m de altura, entre helechos y entorno selvático. El chorro caía espumoso y con fuerza en una poza de aguas verdes. Nos bañamos en las aguas frescas, que aliviaron el calor del camino. En el camino de regreso el caballo se volvió más díscolo y trotón, tal vez por las ganas de llegar al establo. 



Visitamos el Santuario de plantas y mariposas. Había orquídeas, aves del paraíso y otras flores. En un recinto cerrado estaban las mariposas, que solo dejaban de revolotear para probar el néctar dulce de los trozos de piña madura. En el camino de regreso el caballo se volvió más díscolo y trotón, tal vez por las ganas de llegar al establo. 




Al día siguiente hicimos una caminata para acercarnos lo más posible al volcán, todo lo que estaba permitido. En Costa Rica había más de 300 volcanes. El volcán El Arenal tenía 4000 años de antigüedad y en ese periodo había erupcionado diez veces, la última en 1990. Antes estaban permitidas las excursiones por la ladera y se veía la lava. Pero fallecieron dos personas y un guía por las emanaciones tóxicas, y se prohibió. Se veían fumarolas en el lateral derecho.

Caminamos por la jungla entre raíces de árboles y hojarasca, subimos tramos muy empinados. El ambiente era muy húmedo y bochornoso. Llegamos a un mirador con el imponente volcán frente a nosotros. Se distinguían la formación de piedras de lava que se acumulaban hasta que algún día cayeran en avalancha, como un alud de nieve. La ladera del volcán era una mezcla de cenizas y grupos de árboles verdes. Para volver seguimos el cauce de un río seco lleno de piedras de lava y cenizas. Se hizo de noche y sacamos las linternas. La caminata fue de dos horas y nos ganamos la cena.



lunes, 16 de octubre de 2006

HIMALAYA, MONASTERIOS Y CASCADAS

Desde Pelling hicimos una excursión en jeep recorriendo las montañas de alrededor. Vimos los picos nevados del Himalaya. El sol iluminaba las cumbres blanquísimas y se distinguían las aristas que formaba la nieve, dejando sombras en la ladera. El blanco luminoso contrastaba con el azul del cielo. Cruzamos algún puente colgante muy bonito, sobre el río de aguas verdes. Cataratas, lagos y monasterios fueron el resumen del día.






El Lago Kchecheolpari estaba rodeado de montañas y repleto de banderolas de oración. Las banderolas más viejas, desgastadas por el tiempo y la climatología, se mezclaban con las de colores vivos. Era un lugar muy tranquilo. Un entarimado de madera con ruedas de oración a ambos lados, conducía a un pequeño mirador. Durante el Festival de Luminarias toda la superficie del lago se llenaba de lamparillas de mantequilla flotantes.



En el pueblo de Yuksom vimos el lugar llamado Trono de la Coronación, donde tres lamas tibetanos coronaron al primer chogyal de Sikkim en 1641. Eran tres piedras con inscripciones, frente a las que había una gran stupa blanca. 



Dentro del recinto había una pequeña escuela de monjes. Los niños no tendrían más de cinco años. Estaban sentados en el suelo sobre cojines granates, con sus libros delante y atendiendo al maestro, que nos dejó fotografiarlos. Luego los alumnos siguieron con su recitado en voz alta.


Vimos tres cascadas. Las más altas eran las cascadas de Khanchendzonga, la seguían las cascadas de Pharmong. El chorro caía con fuerza entre la verde vegetación y nos empapaba el vapor de agua. Eran realmente bonitas.

Fuimos al Dubdi Gompa, el monasterio más antiguo de Sikkim, de 1701. La última etapa fue el Tashiding Gompa de 1661. Estaba sobre una colina, a 2,5km de ascensión escarpada. Llegamos casi sin fuerzas para hacer girar las ruedas de oración. Los murales interiores eran bonitos y estaban bien conservados. En este monasterio nos dejaron subir al piso de arriba, donde un grupo de hombres se dedicaba a enrollar papel en forma de cilindros, posiblemente para escribir oraciones. Regresamos a Pelling cansados y contentos del día por las montañas del Himalaya.