Mostrando entradas con la etiqueta "río Tigris". Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta "río Tigris". Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de noviembre de 2025

IRAK: LOS MINARETES CIRCULARES DE SAMARRA Y EL PALACIO CTESIFONTE

El trayecto de Bagdad a Samarra es de 124km a través de un paisaje árido. Encontramos numerosos controles de policía, que nos piden el pasaporte. Son soldados armados con fusiles, chalecos con cargadores y hasta cámaras de visión nocturna en el casco. Está prohibido y no es prudente hacer fotos, pero al acercarnos a uno de los controles vi la foto de unos imanes junto al minarete y los soldados, y no pude evitar hacerla. Religión y ejército, dos de los pilares de la sociedad iraquí.



Primero vimos la Gran Mezquita de Samarra con el  minarete Malwiya. Malwiya significa "caracol" en árabe. Se construyó en adobe en el s. IX, y originalmente tenía las paredes revestidas con mosaicos azules. Ahora se ven las paredes alisadas. El recinto tiene una verja con concertinas. El soldado de guardia nos dijo que no se podía pasar, pero insistimos mucho y nos abrió la puerta para que la viéramos algo más cerca.

El minarete circular Malwiya tiene 52m de altura y contamos 6 niveles. Está separado del cuerpo de la mezquita. En el pasado estuvo unido por un puente. La base es cuadrada con una rampa. Leímos que el muecín subía por la rampa en burro y alguno cayó accidentalmente. Es un minarete circular y helicoidal, en espiral ascendente. Su diseño deriva de los ziggurats de Mesopotamia, templos con forma de torre como la mítica Torre de Babel, o pirámide escalonada como el Ziggurat de Ur. Fue restaurado en la década de 1980 por el régimen de Saddam Hussein. Nos hubiera gustado subir por el minarete.


Samarra fue el segundo asentamiento humano creado por los abasíes, en el año 836 d.C en la orilla derecha del Tigris. Fue concebida como una ciudad palaciega, con palacios, jardines, mezquitas y barrios residenciales construidos gradualmente por los siete califas que vivieron en ella. Pasamos por el Santuario Al-Alakiriyán, con cúpula de oro macizo y otra de mosaico. El exterior estaba repleto de mujeres con abayas negras como en Kerbala; eran peregrinas que procedían de Pakistán o Irán, según nos dijo el taxista.


Después vamos a ver la Mezquita de Abu Dalaf en Jafariya, a 20km. Su minarete circular también se eleva en espiral y está separado del cuerpo de la Mezquita. Fue construido a menor escala, tiene 20m de altura.



Allí no hay soldados y se puede subir, nos alegramos. Nos gusta más este minarete de Abu Dalaf. Ascendemos por la estrecha rampa hasta el último nivel. Hace viento y da un poco de vértigo, pero las vistas son esplendidas.

La Mezquita está restaurada en parte, con muchos arcos en el perímetro. Encontramos un grupo de niñas que se prestan a la foto y se divierten correteando entre las ruinas centenarias.






Por la tarde vamos al Palacio Ctesifonte (Taq Kisra). Allí estuvo la majestuosa capital Ctesifonte, una de las ciudades antiguas junto al Tigris. El río cambió su curso y fue abandonada, con sus palacios y sus tumbas.

Quedan los restos del Palacio, un arco de ladrillo de un solo tramo de 29m de altura, el más grande del mundo. Lo están restaurando, hay un andamio. Es la entrada al Salón del Trono, que medía 43m x 25m y estaba cubierto por una sola alfombra. La luz dorada del atardecer ilumina los viejos muros, la parte frontal con mas adornos y  relieves queda un poco a contraluz. Lo rodeamos y observamos todos sus ángulos. 

Después de ver Samarra y el Palacio de Ctesifonte, regresamos contentos a Bagdad. Ha sido un buen día de viaje.



miércoles, 19 de noviembre de 2025

IRAK: LOS CAFÉS Y BAZARES DE BAGDAD

Bagdad, la capital iraquí, está ubicada en las orillas del río Tigris. Desde el balcón de nuestra habitación en el Hotel Malik Dijhla se ve el río con algo de verdor. Vamos a ver el icónico Monumento a los Mártires, una enorme cúpula esmaltada color turquesa dividida en dos, que simboliza las lágrimas de las familias por los caídos en la guerra. En medio hay una llama que alcanza los 40 metros de altura, pero no está encendida. De hecho, el monumento está cerrado (aunque vemos entrar iraquís) y un policía nos impide el acceso sin dar razones. Pero seguimos el muro que rodea el recinto y encontramos una ranura para colarnos.

Fue diseñada por Ismail Fattah al-Tarki, y construida por el japonés Mitsubishi en 1983 como santuario dedicado al millón de iraquíes que fallecieron en la guerra de Irán-Irak, bajo el régimen de Saddam. En la época de Saddam había vitrinas llenas de pertenencias de los muertos como gafas, placas de identificación y hasta objetos como corta uñas o bolígrafos. En la actualidad se ha convertido en un Memorial de las víctimas chiitas y kurdas del régimen de Saddam.


La Plaza Tarhir o de la Liberación está a diez minutos andando de nuestro hotel. Es lugar de reunión, manifestaciones y protestas, y símbolo de la resistencia del pueblo iraquí. Allí está el "Monumento a la Libertad" (Nasb al-Hurriyah) con relieves en bronce, representando escenas de la Revolución del 14 de julio, que conmemora la declaración de independencia de Irak.

En una esquina de la plaza estaba el Hotel Palestina, donde un tanque americano disparó y asesinó al reportero español José Couso.


Paseamos por la Corniche hacia la ciudad antigua. Atravesamos unas calles que tuvieron otros tiempos de esplendor. Hay casas de dos plantas con porches, con adornos de estuco en la fachada y ventanas en arco, queda alguna con vidrieras de colores. Se ven muy deterioradas, con los cristales rotos y paredes combadas, parecen deshabitadas. Vemos la Madrasa Mustarisiriyah, cerrada por la tarde.



El casco antiguo está restaurado. Lo forman las calles peatonales Al-Mutanabbi, la perpendicular calle Rashid y algunas pocas más. Tienen casas de dos pisos con porches con columnas, parecen de construcción nueva, más que restauradas. En los porches se instalan puestos callejeros de libros, material escolar y de oficina y de recuerdos.

Hay algunos edificios más destacados como el Palacio del Gobierno, la Casa del Gobernador, el Centro Cultural iraquí-italiano de Arqueología y Conservación y varias Mezquitas.





En la calle Rashid hay una bonita Mezquita con cúpula azul con dibujos geométricos. Vemos otras Mezquitas en la ciudad, también con cúpulas decoradas: Haydar-Khana, Al-Asif-ya (mezquita y madrassa) o Al-Khulafa (más alejada y en obras).


          


Bagdad es una ciudad enorme y caótica con un tráfico infernal, pero aún circulan los viejos tuk-tuks amarillos.


El histórico Café Shabandar está en una esquina, al principio de la calle Al-Mutanabbi. Está en una casa otomana de más de cien años de antigüedad. Entramos y vemos su interior, muy acogedor y con encanto, tiene vidrieras de colores y está decorado con antigüedades. Hay varios samovares para el té, una gramola, una jaula colgada del techo. Está repleto de fotos con personajes locales que han pasado por allí y fotos con el dueño, que contempla sus dominios sentado en un rincón. 



La mayoría de clientes son hombres, pero también entran algunas mujeres modernas con el pelo al descubierto. El café-tetería tiene un ambiente bohemio y ha sido lugar de encuentro de poetas, filósofos y artistas. La gente toma té y fuma las shishas aromáticas, despidiendo nubes de humo, conversando y dejando pasar el tiempo. Eso hacemos, pedimos dos tés azucarados y contemplamos el ambiente.

Un atentado terrorista con coche bomba en 2017 destrozó el local y mató a más de cien personas, entre ellos parte de la familia del dueño. Pero Al Khasali,el propietario, quiso reconstruir el mítico Shabandar  y recuperar el espíritu del café, como símbolo de resistencia.



Hay otros cafés agradables con encanto, llenos de gente y animación. 







Los Bazares de Bagdad están llenos de animación. Las calles son una continuidad de tiendas y puestos de todo tipo. Hay puestos de granadas y melones, coloridos textiles y vestidos de fiesta de mujer, que deben llevar en fiestas o en bodas.





El Bazar Safafeer es el Bazar del cobre. Nos adentramos en sus callejuelas, con tráfico de personas acarreando fardos y carros. Los puestos son un batiburrillo de teteras, pebeteros para perfumes, cuencos, lámparas de Aladino, platos labrados, portavelas, fundas de espadas, cacitos, juegos de té...todo de cobre reluciente. 






Cogemos un taxi para ir al Museo Nacional de Irak. Es un gran recinto con una valla metálica. Vemos una gran puerta flanqueada por una réplica de las estatuas de toros alados, encontrados en la ciudad de Nimrud del s. IX. El toro con cabeza humana simboliza la sabiduría y la fuerza; las alas del águila simbolizan la velocidad. Eso es todo lo que vemos del museo, porque está cerrado por obras durante tres meses!!! Insistimos en entrar preguntando a trabajadores, encargados y policías, pero sin éxito. Cosas que pasan en los viajes y un motivo para volver a Bagdad. Los únicos toros alados que vemos, además de en la web del museo y en la puerta, son otra réplica en un puesto de control.


Foto de la web del Museo de Bagdad


El Museo Baghdadi sí está abierto. Está ubicado en una antigua y bonita casas otomana, con patio y balcones. Mediante figuras de cera representa escenas de la vida cotidiana de los iraquíes: bodas, celebraciones con músicos, comidas en la cocina, reuniones de hombres tomando té, niños en la madrasa con sus coranes en los atriles, mujeres hilando con ruecas...También representan los oficios tradicionales: alfareros, lustradores de zapatos, vendedores de especias, joyeros, herreros con los yunques, barberos, planchadores, sastres, etc. Interesante y un poco naïf




Tempus fugit