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lunes, 13 de noviembre de 2023

SAO NICOLAU: CARBEIRINHO Y PISCINAS NATURALES



En Sao Nicolau fuimos a ver la caldera volcánica de Carbeirinho, junto al mar. Bajamos por unas escaleras de madera y vimos la pared de la caldera con vetas en tonos ocres y blancos, teñidos de naranja con la luz del atardecer.

La lava, la erosión del mar y las sales depositadas habían formado aquellos dibujos veteados, un capricho de la naturaleza. Parecían salidos de la paleta de un pintor. Un lugar especial.


Otro día fuimos en aluguer a Juncalinho, más al este de la isla. Era un pueblo de pescadores con calles de tierra roja, pocas casas y una pequeña Iglesia blanca y azul.
Caminando quince minutos estaban las piscinas naturales de la Lagoa. Queríamos bañarnos pero había bandera roja y estaba prohibido. La fuerza del oleaje invadía las piscinas y podía arrastrarnos mar adentro. Así que disfrutamos del espectáculo.




Decidimos probar el baño en las piscinas naturales de Largo, en otra zona de la isla. Bajamos por las rocas y vimos una piscina circular grande y otras más pequeñas. En la grande era imposible porque el mar se adentraba por oleadas y nos hubiera arrastrado.
Vimos que la más protegida estaba en un lateral. Nos bañamos echando un ojo al oleaje que rompía muy cerca. No estaba muy fría y el color del agua era bonito, se transformaba con la espuma.

Hicimos un picnic allí mismo y comimos sandwiches y plátanos. Luego salimos a la carretera a esperar un aluguer, pero había poco tráfico. Paró el coche de un chico y nos llevó hasta Tarrafal; no quiso aceptar escudos a cambio. Era un ejemplo más de la amabilidad de los caboverdianos. 




viernes, 10 de noviembre de 2023

SAO NICOLAU, LA ISLA TRANQUILA

Llegamos a Sao Nicolau con el Ferry Dona Tututa de la compañía Interilhas en un trayecto de 5 horas desde Sao Vicente. Sao Nicolau era la isla más tranquila. Nos alojamos en la población marinera de Tarrafal, y desde allí hicimos excursiones a otras zonas de la isla, con transporte local, las furgonetas que llamaban aluguer, y haciendo senderismo.


En Tarrafal visitamos el pequeño Museo de Pesca. El edificio era bonito, pintado de amarillo y con una escalinata de doble entrada. Mostraba redes, fotos de los antiguos balleneros y las latas de conserva de atún, rojas y con la imagen de un barco en la lata. Las latas eran de la industria conservera Sociedade Ultramarina de Conservas (SUCLA), ubicada en Tarrafal. También había piezas de marfil con barcos tallados.




Ribeira Brava estaba a solo 27km de Tarrafal. Llegamos en aluguer. Pasamos cerca de Monte Gordo, de 1312m de altura y origen volcánico, y por por Faja de Baixo, muy verde, la zona más fértil de la isla.. Aprovechamos las paradas para hacer fotos del paisaje y de algunos burros del camino. 




Ribeira Brava nos gustó más que Tarrafal como pueblo. Tenía una plaza con una bonita iglesia, Nossa Senhora de Rosario. Al otro lado de la plaza una escuela con una columna alta con un busto.
Callejeamos y vimos algunas casas coloniales, verdes y azules, el antiguo hospital, un parque con una glorieta verde y el Mercado. 



Las mercearias eran las tiendas de colmados o ultramarinos, que vendían un poco de todo, con estantes llenos de productos y básculas antiguas.