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viernes, 23 de abril de 2010

DETALLES JAPONESES

 





En uno de los viajes en tren por Japón vi a una chica con zapatos rosas, con los tacones en  forma de corazón. No hace falta decir que no paré hasta conseguir fotografiar un calzado tan peculiar y de  comodidad dudosa.

Otra chica combinaba medias negras hasta la rodilla con un gran lazo rosa, en puro estilo lolita, aderezado por otros complementos.

Las camareras de algunos bares ofrecían propaganda callejera vestidas de conejitas o sirvientas, con medias, lazos y delantales. Los bares o cafés de sirvientas (meido café) proliferaban en Tokio. Incluían actuaciones musicales en directo y atención por una sirvienta que llama ojo-sama o goshujin-sama (ama/amo) También había “bares de chicos” con fotografías en el exterior. Era la ley del mercado, de la oferta y la demanda. Un loco afán por disputarse todo tipo de clientela, de la que no quise formar parte.




Las tazas del W.C tenían un mando lateral que podeis ver en la foto (casi parecía el mando del asiento de un avión) y que ofrecía posibilidades dignas de sibaritas. Por ejemplo un bidé incorporado con chorros a presión directos a la intimidad del usuario. Y un dispositivo que mantenía el asiento caliente y que podía graduar la intensidad. Muy práctico para los inviernos fríos.



El llamado tren bala Shinkansen, el tren de alta velocidad tenía el morro en forma de pato o delfín, según el modelo. Podía alcanzar velocidades de 300km/h, más rápido que nuestro AVE. En el tren los revisores y las camareras saludaban con una reverencia cada vez que entraban y salían del vagón. No se saltaban ni una reverencia, aunque hubiera pocos pasajeros y nadie les mirara. En la televisión, los presentadores de los noticiarios y otros programas también saludaban con una reverencia, una muestra de respeto y herencia de la cultura tradicional.

Japón era mucho más que estos pocos detalles, pero me apetecía reunirlos aquí, como una curiosidad del país que me atrapó, metafórica y literalmente.


© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego

lunes, 19 de abril de 2010

LA BAHÍA DE TOKYO






La película “Mapa de los sonidos de Tokyo” de Isabel Coixet empieza con un recorrido nocturno por un río, atravesando varios puentes de la ciudad.  Hicimos ese recorrido, pero diurno, en un luminoso día de cielo azul. Tras visitar el templo Senso-ji, el más antiguo de la ciudad, en el barrio de Ueno, seguimos paseando hasta las orillas del río Sumida. Allí fue donde cogimos el barco que hizo un trayecto de una hora aproximadamente. Contamos unos trece puentes.


 
El río desembocaba en la Bahía, ante el Pacífico. Cogimos un monorrail elevado, sin conductor, con el que atravesamos la Bahía hasta llegar a la isla Odaiba. Sentarse en el asiento delantero ante la gran cristalera del vagón fue todo un espectáculo. En la isla encontramos una réplica de la Estatua de la Libertad, y una réplica de la Torre Eiffel, nueve metros más alta que la original. El afán de imitación de los nipones no tiene límite. Las vistas eran fantásticas: los puentes, los rascacielos y el Océano Pacífico dándonos la bienvenida a Japón.
 
© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego