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martes, 2 de diciembre de 2014

PLAYAS DE NICARAGUA

 
 



En un viaje las playas no son mi prioridad, es el conjunto del país lo que me interesa y despierta curiosidad, pero no dejo de admirar su belleza ni de disfrutarlas. Con un litoral de 2.141km, Nicaragua es uno de los países del mundo dotado de playas paradisíacas de gran belleza. Tal vez no tengan el renombre de otros lugares, pero sin duda lo merecen.

Los Pearl Keys (Cayos de la Perla) eran maravillosos islotes de arena blanca con palmeras, rodeados del verdeazulado mar Caribe. Se llega a ellos en barca desde Bluefields, una población de la costa caribeña, considerada el corazón de la cultura criolla, con población negra, algunos rastas y música reggae. Tienen la particularidad de que su primera lengua es el inglés. Los Cayos son unas dieciocho islas, y la mayoría son propiedad privada de suizos, canadienses o americanos ricos. De todos modos, los dueños casi nunca están, y más o menos toleran que las barcas con turistas hagan una parada en la isla en su ausencia.

 

A las Islas del Maíz puede llegarse también desde Bluefields, en un corto trayecto de veinticinco minutos de avioneta o en varias horas de barco, cuyas salidas no son diarias. Estábamos dispuestos a ir en barco, pero nuestro transporte “se fregó”, según nos dijeron en Capitanía General, y optamos por la avioneta. Antes de partir, además de pesar el equipaje, nos pesaron a todos los pasajeros.

En las islas del Maíz, puede hacerse buceo con tubo para ver pecios, además de peces entre corales. Se puede nadar entre restos de galeones españoles hundidos, con sus grandes anclas y cañones oxidados.  




Además hay fantásticas playas fluviales de agua dulce alrededor del Lago Nicaragua, por ejemplo en la idílica Isla Ometepe, como la Playa Santo Domingo, Charco Verde o Playa Bancón, desde las que se contempla el cono perfecto de los volcanes nicaragüenses.
Otras playas como la de Jiquilillo, en el litoral del Pacífico, tienen encanto por conservar su vida marinera, con la salida diaria de barcas de pescadores. Jiquilillo tenía la arena más oscura de origen volcánico. Por tener más oleaje son las preferidas por los surferos de todos los rincones.
 
© Copyright 2014 Nuria Millet Gallego

EL CASTILLO DE RÍO SAN JUAN

 
 

 
Por el mítico río San Juan entraron desde el Caribe los conquistadores españoles y los piratas británicos y franceses. Los españoles construyeron varias fortalezas en el río, teóricamente para proteger a la población de los ataques de los piratas, y de paso proteger sus posesiones de conquistadores.



 
Fuimos navegando en una barcaza y la población de El Castillo apareció en un recodo del río, coronada por la fortaleza española del s. XVII. Estaba reconstruido con sus muros de piedra oscura, sus arcos, ventanucos desde los que asomarse, y sus troneras con algún cañón oxidado. Lo bonito eran las vistas panorámicas del río y del pueblo, con sus senderos sombreados de mangos, cocoteros, naranjos y almendros, y el río serpenteando entre las orillas verdes.. En su interior un pequeño museo exhibía restos de barcos hundidos, como una caja fuerte oxidada, botellas y otros objetos de la época. También explicaba como los piratas, bucaneros y filibusteros infestaban el Mar Caribe y atacaban a los galeones españoles cargados de mercancías valiosas.


 
Los piratas eran los que asaltaban barcos con la aprobación de la corona, como Francis Drake, que atacó la ciudad de Granada y quiso ofrecérsela a la reina británica. Creo que los bucaneros vendían carne de cerdo ahumada a los barcos, y de vez en cuando los asaltaban. Supongo que los piratas como Drake, también apreciarían la belleza del río San Juan y de sus puestas de sol.


© Copyright 2014 Nuria Millet Gallego