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viernes, 12 de septiembre de 2025

P.N.BELOVEZSHKAYA



En Brest cogimos una Marshrutka, las furgonetas colectivas, para visitar el Parque Nacional Belovezskaya. El parque es Patrimonio de la Humanidad.

Se puede hacer senderismo o coger bicicletas. Nosotros nos apuntamos a una excursión por el parque con un bus que sale a las 11h (hay otra salida a las 14h). Atravesamos bosques de pinos y robles. Caminamos por un sendero y vemos un roble de 550 años, 2m de diámetro y 31m de altura.


El parque se inauguró en 1932, aunque fue un coto de caza de zares, príncipes y secretarios del Partido Comunista. Vimos un tramo del antiguo Camino Real. 

Paramos en otro punto del parque con un Museo al aire libre con casas tradicionales. Son cabañas de madera y en el interior hay dormitorios con cunas colgantes, la cocina, sala de caza con una piel de lobo y de oso, un telar y coloridos textiles. En otra cabaña hay una pequeña destilería con alambiques de cobre. Nos ofrecen un chupito de licor fortísimo y una pan de centeno con tocino. 





Al final de la excursión visitamos el "zoo", un recinto con varias especies de animales enjaulados: ciervos, osos, lobos, jabalís, águilas,  caballos y bisontes.  El espacio de los osos y los lobos es muy reducido y da pena verlos. 

Los bisontes son los únicos ejemplares europeos que se conservan en el continente, y son los que más interés teníamos por ver. Tienen un recinto más grande con vallas. Vimos una familia de seis ejemplares. El más grande era impresionante, con sus cuernos y su joroba. 




jueves, 14 de octubre de 2010

LOS OSOS PANDA CHINOS


 
Desde Chengdou fuimos en una furgoneta hasta la Reserva del Panda Gigante, a unos 10km. El Oso Panda está considerado uno de los mayores mamíferos del mundo. Sólo quedaban unos 200 ejemplares en zoos, según leímos. En sus orígenes la especie fue carnívora, como otros osos, pero se adaptó a la dieta de bambú. Dado su tamaño necesita grandes cantidades de bambú para cubrir sus necesidades nutricionales.





Nos adentramos en un camino boscoso. En algunos tramos las altas cañas de bambú se curvaban formando un arco de bóveda sobre nosotros. Vimos a los primeros ejemplares de Panda comiendo tallos de bambú, sentados en la hojarasca. Resultaban graciosos con sus movimientos lentos y algo torpes. Las orejas eran negras y alrededor de los ojos también tenían una mancha negra, como un parche. El pelaje era blanco con franjas negras en el lomo y las patas. Leímos que el color del pelaje era una adaptación al paisaje nevado.

Los vimos jugar entre ellos, abrazarse y rodar juntos, quedarse panza arriba y rascarse contra la corteza de los árboles o con sus garras. Trepaban por los troncos, pero procuraban economizar movimientos, ya que dormían unas dieciséis horas al día. Por eso era mejor ir a primera hora, tal como hicimos, para verlos más activos.


 
Visitamos la guardería de la reserva, donde tenían varias crías dormitando. Disponían de incubadoras y de todos los recursos. Nacían sonrosados y tan pequeños como una mano, al mes les crecía el pelo y a los seis meses ya comían. Parecía increíble que se desarrollaran hasta alcanzar su gran tamaño. Pero otras sorpresas mayores nos esperaban en China.
 
© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego