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viernes, 12 de septiembre de 2025

P.N.BELOVEZSHKAYA



En Brest cogimos una Marshrutka, las furgonetas colectivas, para visitar el Parque Nacional Belovezskaya. El parque es Patrimonio de la Humanidad.

Se puede hacer senderismo o coger bicicletas. Nosotros nos apuntamos a una excursión por el parque con un bus que sale a las 11h (hay otra salida a las 14h). Atravesamos bosques de pinos y robles. Caminamos por un sendero y vemos un roble de 550 años, 2m de diámetro y 31m de altura.


El parque se inauguró en 1932, aunque fue un coto de caza de zares, príncipes y secretarios del Partido Comunista. Vimos un tramo del antiguo Camino Real. 

Paramos en otro punto del parque con un Museo al aire libre con casas tradicionales. Son cabañas de madera y en el interior hay dormitorios con cunas colgantes, la cocina, sala de caza con una piel de lobo y de oso, un telar y coloridos textiles. En otra cabaña hay una pequeña destilería con alambiques de cobre. Nos ofrecen un chupito de licor fortísimo y una pan de centeno con tocino. 





Al final de la excursión visitamos el "zoo", un recinto con varias especies de animales enjaulados: ciervos, osos, lobos, jabalís, águilas,  caballos y bisontes.  El espacio de los osos y los lobos es muy reducido y da pena verlos. 

Los bisontes son los únicos ejemplares europeos que se conservan en el continente, y son los que más interés teníamos por ver. Tienen un recinto más grande con vallas. Vimos una familia de seis ejemplares. El más grande era impresionante, con sus cuernos y su joroba. 




viernes, 7 de agosto de 2015

LA VIDA SALVAJE DEL PARQUE NACIONAL DE CHOBE

Recorriendo el Parque Nacional de Chobe en Bostwana, nos metimos por un sendero boscoso. No parecía haber animales, y de repente a un lado de la pista, sobre la rama baja de un árbol encontramos a un leopardo. Paramos en seco y retrocedimos un poco. El leopardo bajo del árbol, pero no debimos parecerle una amenaza por se sentó en el suelo. Era un precioso leopardo moteado, con los ojos claros verdosos. Y nos miraba desafiante.


La zona de la ribera del rio Chobe era verde, dorada y húmeda. Cerca del río había múltiples lagunas donde iban los animales a beber. Vimos grupos numerosos de impalas y elefantes jirafas, cebras, fagoceros, chacales, hipopótamos, cocodrilos, gallinas de guinea, búfalos, kudus y leones.

Las jirafas se movían elegantemente con su parsimonia. Leímos que tenían un corazón de 9kg para poder bombear sangre hasta su cerebro. De ahí sus movimiento como en cámara lenta. Podían medir 6m de altura.






Vimos a los elefantes comiendo hojas de las ramas y hierba que cogían del suelo. Primero arrancaban las raíces de la tierra golpeando con sus patas. Bebían curvando la trompa y a veces se echaban tierra por encima para refrescarse. El polvo y el barro les protegían la piel del sol y de los insectos y parásitos. Movían las orejas, que tenían un sistema de irrigación propio dado su gran perímetro, para refrescarse. Varias hembras estaban embarazadas. La gestación duraba 22 meses.






Encontramos un grupo de cuatro hembras con varios leones jóvenes y sus cachorros. Iban caminando en hilera hacia el agua. Los seguimos desde muy cerca con el jeep, viendo su piel dorada al sol. Nos ofrecieron el trasero como despedida y ni se inmutaron por nuestra presencia. El atardecer lo tiño todo de una luz dorada y en las extensiones de hierba verde y amarilla, entre lagunas, se esparcían auténticas manadas de animales. Cientos de antílopes con jirafas, cebras y elefantes eran los más abundantes.


Vimos babuinos que se sentaban ante los excrementos secos de los elefantes y deshacían las bolas para conseguir la semilla que defecaban entera. Encontramos grupos de babuinos caminando a cuatro patas y cargando sus crías bajo el vientre o sobre el lomo. Unos jugaban saltando por las ramas de los árboles y otros se sacaban parásitos del pelaje.



Los bisontes lucían su montera característica con los cuernos. Eran un grupo numeroso, sentados a la sombra de un árbol y rumiando la hierba que comían.


Pasamos tres días recorriendo el parque, y uno de ellos cogimos una barca por el rio Chobe. El paisaje era espectacular, lenguas de tierra verdes y amarillas, y el azul de agua brillando. En la orilla se veían cocodrilos y en tierra manadas de antílopes y elefantes. Algunos grupos eran de cien ejemplares. Una abundancia de animales extraordinaria.




Por las noches, en el silencio del campamento, oímos los rugidos de un león y la estampida de una manada de cebras, que pasó por detrás de la tienda. Nos despedimos del Parque Nacional de Chobe con un montón de imágenes en la cabeza, emocionados y admirados de su belleza y abundancia de animales.