lunes, 21 de junio de 2021

CHANIA

Chania era una ciudad histórica con encanto en la Isla de Creta, a orillas del mar Egeo. Tenía influencias venecianas y otomanas. Los venecianos llegaron en el s. XIV. En esa época floreció y fue conocida como la “Venecia del Este”. Posteriormente los turcos ocuparon la ciudad durante 250 años, desde 1646 a 1898. Más tarde, Chania fue la capital de la isla hasta 1971, y era la segunda mayor ciudad de Creta, después de Heraklion. 

El Puerto fue construido por los venecianos. En el Paseo Marítimo estaba el Faro y la hilera de casas con tono amarillo y crema predominantes, bordeados por tabernas. En primera línea había una Mezquita de los Jenízaros, con cúpulas redondeadas y sin minarete. Era el edificio otomano más antiguo de Creta, construida en el s. XVI. Dejó de funcionar como mezquita en 1923.

La Fortaleza Firkas era una enorme construcción de los venecianos, con largas murallas exteriores. Albergaba el Museo Naval, que exhibía una maqueta de la batalla de Creta, pero estaba cerrado por la fiesta del lunes de Pentecostés.



Nos metimos en el laberinto de calles coloridas que conservaban muchas casas señoriales venecianas y turcas, transformadas en coquetos restaurantes y hoteles con encanto. Las calles tenían muros amarillos y terracota, con rincones preciosos con plantas y flores. Las tabernas griegas con emparrados. ocupaban las esquinas y los patios, a cual más bonita, ofreciendo sombra y deliciosa gastronomía.




Paseamos por los barrios Topanas, Kastelli, el barrio turco Splantzia, o Hevraiki, el barrio judío con tiendas de antigüedades y una Sinagoga. Vimos la Catedral y descubrimos un sitio singular. Parecía un antiguo convento del que solo se había conservado la fachada sin techado, y en el interior habían instalado un restaurante Los troncos de árbol se adherían al muro adornado por verde hojarasca. A la sombra de los viejos muros se estaba estupendamente.

Al atardecer la hilera de casas del Puerto Veneciano se tiñó de tonalidades doradas y vimos ocultarse el sol.








sábado, 19 de junio de 2021

CRETA Y EL PALACIO CNOSSOS

La isla de Creta tenía muchos atractivos. Uno de ellos era el Palacio de Cnossos, a 5km de Heraklion. Fuimos en bus y compramos a entrada combinada que incluía el Museo Arqueológico. El Palacio Cnossos era uno de los muchos vestigios de la civilización minoica. Se construyó en el año 1900 a.C, y el arqueólogo Evans lo descubrió en 1900. Cnossos fue la capital de la Creta minoica

 

El Palacio fue la residencia de reyes, con grandes estancias, patios, baños y frescos coloridos, y también tuvo funciones religiosas. En el recinto al aire libre se extendían las ruinas restauradas. El Salón del Trono tenía muros de color rojo terracota decorados con grifos, el animal mitológico mitad águila, mitad león. El trono era de alabastro y frente a él, separado por columnas negras, había un baño ritual y unos bancos de piedra.  


Los frescos tenían mucho colorido. En el Pórtico vimos el Fresco de los Coperos, figuras que portaban ánforas y vasijas. Cerca estaba otro fresco llamado El Príncipe de los Lirios, un joven con una corona de lirios y plumas de pavo real. En la Sala llamada Megaron de la Reina estaba el Fresco de los Delfines, pero la sala estaba en restauración: lo vimos luego en el museo.




En el patio vimos los Pithoi gigantes, unas enormes vasijas de arcilla que guardaban vino, aceite y grano, y se transportaban usando cuerdas a través de sus anillas. Cerca estaban las ruinas de la que fue la Gran Escalera, que accedía a las estancias reales y ruinas de muretes. No había demasiada gente, pudimos verlo sin aglomeraciones ya que con las restricciones del covid la gente todavía no se animaba a viajar.



El templo estrella del Palacio era una construcción de dos plantas, con tres columnas granates y frontón adornado con círculos blancos. En el interior tenía un fresco de un toro embistiendo, pintado con los cuernos amarillos sobre un fondo azul.




Luego fuimos al Museo Arqueológico, en el Puerto de Heraklión. Fue impresionante, con su colección de objetos minoicos, frescos, mosaicos y esculturas. Exhibía alfarería, joyas, tumbas, figurillas funerarias…Algunas ánforas eran del tamaño de una persona, servían de almacenaje y también tenían uso funerario para enterrar al finado. La decoración de algunas ánforas era preciosa, con motivos geométricos, florales o de figuras, combinando los tonos granate y negro.

Había una sala dedicada a los deportes, la vida diaria y espectáculos. Sobre los deportes había mosaicos de hombres con toros, algo muy cretense, y referencias a los Juegos Olímpicos. Mostraban un disco llamado Phaistos Disc con un texto minoica con inscripciones de pictogramas, que se consideraban una pieza importante para interpretar la escritura antigua. Era como una especie de piedra Rosseta. Todo muy interesante.

El Palacio Cnossos fueron las ruinas mejor conservadas y de mayor colorido que vimos en Grecia. Una visita inolvidable. 





martes, 15 de junio de 2021

LOS MOLINOS GRIEGOS




Las islas griegas están salpicadas de blancos molinos de viento que adornan su paisaje. En la Isla Mykonos se agrupaban los Molinos Kato Milli, siete molinos construidos por los venecianos en el s. XVI para moler el trigo. Eran molinos de planta redonda, con aspas de madera granates. Estaban alineados sobre una colina y rodeados de mar, con vistas de la población de Chora (u Hora), la capital de Mykonos.

Ante los molinos contemplamos la llamada Pequeña Venecia, una hilera de casas blancas con balcones azules y granates, asomados al mar Egeo. Los comerciantes crearon el barrio en el s. XVIII para que sus casas tuvieran acceso al mar. Las Islas Jónicas fueron una posesión de ultramar de la República de Venecia desde el s. XIV hasta s. XVIII, por lo que la influencia veneciana se extendió también a las Islas Egeas.

El Molino Boni estaba en la zona más alta de Chora, formaba parte del Museo de Agricultura y podía verse como funcionaba antiguamente.

Estos molinos fueron muy importantes en la economía local por ser una de las principales paradas en la ruta comercial entre Venecia y Asia. Los barcos descargaban el trigo en el puerto y los molinos convertían el cereal en harina para alimentar con pan a las tripulaciones. Las islas exportaban pasas, aceite de oliva y vino.

En la Isla Santorini también se conservaba algún molino aislado, de blancura luminosa y erguido frente al mar Egeo, un vestigio de su pasado.











domingo, 7 de marzo de 2021

LA DANZA DE LOS DERVICHES







Los derviches se reunían cada viernes en un cementerio de Jartum. Fuimos al atardecer. El cementerio tenía pequeñas lápidas de piedra con inscripciones árabes, algunas pintadas de verde claro. Al fondo oímos cánticos. Eran un grupo numeroso entre los que tocaban unos panderos y cantaban, los que bailaban y los espectadores. Estaban junto a dos bonitos templos verdes con cúpulas. Los hombres vestían sus largas túnicas blancas y turbantes o casquetes musulmanes. Nos unimos al grupo y contemplamos extasiados la ceremonia. Parecía festiva, pero tenía sentido religioso, sin ser solemne. Decían que cuando llevaban horas cantando y bailando era cuando entraban en trance y giraban.

Los derviches eran un grupo religioso musulmán sufí, de carácter ascético o místico, con origen en el s.XII. En Turquía habíamos tenido oportunidad de ver a los derviches giróvaros, que giraban sobre si mismos con sus faldas al vuelo.



Además de los derviches había un par de santones con rastas y ropajes verdes, niños y un grupo de mujeres con velos de colores. Las mujeres ululaban de vez en cuando, animando los cánticos. Los espectadores se balanceaban al ritmo. Una mujer mayor salió al centro del corro bailando rítmicamente y poniendo los ojos en blanco. Otros hombres bailaban sonriendo, levantando los brazos, les ponían billetes bajo el turbante y bailaban sin que se les cayeran. Estuvimos absortos contemplando la ceremonia, entre la muchedumbre. Fue nuestra despedida del viaje por Sudán.