La barca de unos pescadores nos llevó hasta unas boyas, no muy alejadas de la costa. Las vimos nadando en la superficie. El barquero les tiró pescado troceado y aparecieron un grupo de cinco o seis tortugas grandes nadando junto a la barca.
jueves, 23 de noviembre de 2023
NADANDO ENTRE TORTUGAS EN CABO VERDE
lunes, 21 de junio de 2021
CHANIA
Chania era una ciudad histórica con encanto en la Isla de Creta, a orillas del mar Egeo. Tenía influencias venecianas y otomanas. Los venecianos llegaron en el s. XIV. En esa época floreció y fue conocida como la “Venecia del Este”. Posteriormente los turcos ocuparon la ciudad durante 250 años, desde 1646 a 1898. Más tarde, Chania fue la capital de la isla hasta 1971, y era la segunda mayor ciudad de Creta, después de Heraklion.
El Puerto
fue construido por los venecianos. En el Paseo Marítimo estaba el Faro
y la hilera de casas con tono amarillo y crema predominantes, bordeados por
tabernas. En primera línea había una Mezquita de los Jenízaros, con
cúpulas redondeadas y sin minarete. Era el edificio otomano más antiguo de
Creta, construida en el s. XVI. Dejó de funcionar como mezquita en 1923.
La Fortaleza Firkas era una enorme construcción de los venecianos, con largas murallas exteriores. Albergaba el Museo Naval, que exhibía una maqueta de la batalla de Creta, pero estaba cerrado por la fiesta del lunes de Pentecostés.
Nos metimos en el laberinto de calles coloridas que conservaban muchas casas señoriales venecianas y turcas, transformadas en coquetos restaurantes y hoteles con encanto. Las calles tenían muros amarillos y terracota, con rincones preciosos con plantas y flores. Las tabernas griegas con emparrados. ocupaban las esquinas y los patios, a cual más bonita, ofreciendo sombra y deliciosa gastronomía.
Paseamos por los
barrios Topanas, Kastelli, el barrio turco Splantzia, o Hevraiki, el barrio
judío con tiendas de antigüedades y una Sinagoga. Vimos la Catedral y descubrimos un sitio
singular. Parecía un antiguo convento del que solo se había conservado la fachada
sin techado, y en el interior habían instalado un restaurante Los troncos de
árbol se adherían al muro adornado por verde hojarasca. A la sombra de los
viejos muros se estaba estupendamente.
Al atardecer la hilera de casas del Puerto Veneciano se tiñó de tonalidades doradas y vimos ocultarse el sol.
domingo, 12 de abril de 2015
LA GUAJIRA COLOMBIANA
Recorrimos la Península de la Guajira desde Riohacha. En el paseo llamado Malecón se veían indígenas de la Guajira vendiendo artesanías y coloridos bolsos. Las mujeres vestían largas túnicas estampadas y alguna blanca. En Uribia, la capital indígena, compramos bebidas y dulces para dar a los niños.
Por la tarde fuimos
a la Playa Ojo de Agua, nos bañamos y la recorrimos subiendo a unas
colinas de roca que cerraban un lado de la playa.
La Playa Pilón de Azúcar, era la más bonita, una lengua de arena anaranjada y fina, con acantilados y con un peñasco en forma de pirámide. Sobre el Pilón de azúcar había una Virgen que se veía en la distancia. Subimos el caminito para contemplar las vistas.
Otra parada fue en
las Dunas de Taroa, de 60m de altura. Subimos a la cresta y al otro lado
la duna caía hacia el mar. Espectacular. Descendimos y caminamos por una larga
playa con oleaje. Una de las playas más salvajes y que más nos gustó en Colombia. Unos metros más allá unas rocas formaban una laguna natural
de aguas más tranquilas. Allí nos dimos un largo y placentero baño.
Contemplamos la
puesta de sol en Punta Agujas. Y dormimos en la Ranchería Luzmilla, en Bahía
Hondita. Al día siguiente regresamos a Riohacha y Santa Marta. Nos llevamos un buen recuerdo de la Península de Guajira y su gente.