Martinica era una isla del Caribe con preciosas bahías naturales, ocultas en su litoral, y decidimos conocer las más destacadas. Desde Fort-de-France cogimos un minibus para ir a Sainte Anne, a 47 km.Allí estaba la preciosa Plage des Salines, con arena blanca, aguas azules y altas palmeras inclinadas por el viento, El gran palmeral estaba bordeado por casuarinas, que formaban un muro verde frente al mar. Nos dimos un baño delicioso. Los chiringuitos ofrecían pescado asado con ratatouille, con zumos de guayaba y piña.
Otro día cogimos un barco desde la capital Fort-de-France hasta Les Trois Ilets. El barco nos dejó en Pointe du Bout. Fue la playa que más nos gustó, con palmeras en torno a varias piscinas naturales protegidas por rocas negras, y con ambiente local. Familias con niños se bañaban en sus tranquilas y azules aguas.
Desde allí compartimos un taxi hasta la gran bahía les Anses d'Arlet, con palmeras y aguas transparentes verde azules. Nos prestaron gafas con tubo y pudimos hacer snorkel, nadando cerca de las rocas en un extremo de la playa. Vimos bancos de peces que se mecían con las olas. Había peces con rayas negras, amarillos, verdes. La playa l'Anse a l'Ane era grande y con vegetación.
El pueblo Anse d'Arlet du Borg estaba en primera linea de playa, con verdes montañas detrás. Tenía un embarcadero con la Iglesia de puntiagudo campanario en el centro. Era un bonito rincón caribeño.
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