martes, 10 de septiembre de 2024

EL MIRADOR DE LA LUNA Y CABO LEDO

 

Llegamos al atardecer desde Cabo Ledo al Miradouro da Lua (Mirador de la Luna), un lugar icónico del Parque Nacional Kissama, creado por la erosión y el viento. Eran formaciones rocosas rojizas y picudas, en un acantilado junto a la playa. Leímos que parecía un paisaje lunar o de Marte. Los colores anaranjados, rojizos y ocres eran muy intensos. No podía negarse que eran unas formaciones rocosas peculiares y un paisaje especial. Nos gustó mucho.



Cabo Ledo era un pueblo de pescadores a 120km de Luanda, y dentro del Parque Nacional Kissama. Formaba una bahía con playas de arena blanca y dorada, con acantilados junto al Atlántico. Nos alojamos en el Carpe Diem, un hotel especial, con mucho encanto. Tenía coquetos bungalows de madera entre jardines y frente a la playa. El recinto estaba decorado con cestas colgantes y máscaras étnicas, y varios pavos reales campaban libres por allí exhibiendo sus preciosas colas. Contamos seis pavos reales, pero creo que había más. Y tenía unas neveras con el letrero "Biblioteca fresca" "Porque leer refresca la memoria"; las abrías y había libros y revistas. Original.





Paseamos descalzos por la playa y nos acercamos a las barcas de los pescadores, que desenredaban sus redes y se preparaban para la pesca nocturna. Nos dijeron que pescaban hasta las seis de la mañana o más tarde; un trabajo duro, muchas horas faenando. 

Había secaderos en esteras altas, con los pescados secándose al sol, a falta de neveras. Como los que vimos en el Lago Malawi. Las mujeres estaban junto a los secaderos, y los niños jugaban en la arena junto a las barcas. Aquella playa fue nuestra última etapa del interesante y fantástico viaje por Angola.







domingo, 8 de septiembre de 2024

NAVEGANDO EL RÍO CONGO

Desde Luanda cogimos un avión hasta Soyo, una ciudad petrolera, al norte de Angola. Fue un trayecto corto de 45 minutos, y desde el aire pudimos ver por primera vez los meandros del río Congo, rodeados de verde vegetación.

El río Congo, también conocido como Zaire, era el más largo de África (después del Nilo) y el séptimo del mundo, con 4.700m de longitud. Además era el primero en África y el segundo del mundo en volumen de agua. El mítico río de "El corazón de las tinieblas" de Conrad.





Partimos a las diez de la mañana del Puerto Fluvial Manel Antonio de Soyo, con el barquero Santos, por la desembocadura, el Delta del Congo en el Atlántico. La barca era muy precaria, con tres tablones como asiento para pasajeros.

El agua del río era marrón con los sedimentos, y con zonas de plásticos acumulados y suciedad por los residuos de las petroleras. Era de gran anchura y las orillas estaban llenas de manglares y vegetación.



Vimos pescadores con sus redes y alguna embarcación de vela blanca.

Pasamos varios controles militares de Guardia Costera, que nos pidieron el pasaporte, ya que la frontera con República Demócratica del Congo estaba muy próxima, y la marcaba el propio río.


Fuimos a la Ponta Pedrao, una isla con una cruz de piedra, rodeada de palmeras. Un monumento erigido por navegantes y exploradores portugueses. El primero en llegar fue el portugués Diego Cao en 1482, iniciando la conquista de Angola. La cruz tenía un simbolismo político, de ocupación colonial, y religioso.

Cerca, habia un proyecto de conservación de tortugas, con zonas de arena parceladas, donde anidaban. La playa era alargada, solitaria y salvaje. El Atlántico alli tenía oleaje y fuertes corrientes.




Luego nos metimos por canales más estrechos con manglares con las raíces aéreas a ambos lados, reflejándose en el agua. Era un trayecto precioso y plácido. 

Pasamos por pequeños poblados de pescadores, muy modestos. Cabañas de cañizo entre palmeras y otros árboles que se reflejaban en la superficie del río. Algunos pescadores estaban arreglando sus redes, había niños jugando y ropa colgada. La vida en las orillas del río Congo. 





miércoles, 4 de septiembre de 2024

LA BENGUELA COLONIAL

Benguela, la segunda ciudad de Angola, era una población tropical a orillas del Atlántico. Conservaba edificios coloniales de color pastel, iglesias, palacios y plazas de estilo portugués entre palmeras y acacias. 

El Palacio del Gobernador era un bonito edificio color rojo terracota, entre jardines y palmeras.



El Palacio das Bolas era la sede del MPLA (Movimiento por la Liberación de Angola), el partido que gobernaba desde la Independencis de Angola en 1975. Edtaba pintado de blanco, con dos bolas en la parte superior de la fachada y tejados rojos. Vimos el amplio y bonito vestíbulo con escalinata y un busto de Agostinho Neto (el primer Presidente de Angola), pero no nos dejaron hacer fotografías.

Otros edificios bonitos eran la sede de la Asamblea Nacional, con una cúpula rojiza, y el Museo de Arqueología.


El Paseo Marítimo junto al Atlántico, llamado la Marginal, estaba bordeado por palmeras y con un murete donde la gente se sentaba a charlar y contemplar el mar.

Praia Morena era la playa de la ciudad, con una ancha franja de arena dorada. Las familias paseaban con los niños al atardecer, 



Visitamos la Catedral Nossa Senhora de Fatima  muy moderna, con fachada triangular. Estaba cerrada, pero un señor nos la abrió y nos mostró la tumba de un Obispo, la pila bautismal y el piso superior. Un espacio diáfano original.

La Iglesia Nossa Senhora del Popolo era blanca con dos torres campanario y con 400 años de antigüedad.