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jueves, 18 de mayo de 2023

LU DAO (GREEN ISLAND)

                                                                           


En el Puerto de Taitun cogimos un catamarán grande hasta la isla volcánica Lu Dao, conocida como Green Island. Había oleaje en el Océano Pacífico y el barco cabalgaba las olas, fue un trayecto de 50 minutos. 

Green Island hacía honor a su nombre, era muy verde y montañosa. Se veía desde lejos el promontorio de la isla sobre la superficie del mar. El pueblo no nos gustó, una calle principal de edificios bajos, con restaurantes y supermercados; lo bonito era el entorno. Había cientos de scooters alineados y trajes de neopreno para el buceo, preparados para alquilar a los turistas chinos y taiwaneses; occidentales no vimos.


La isla tenía solo 19km de perímetro. Llegamos al atardecer y fuimos a ver el Faro, de un blanco impoluto, entre el verdor del entorno. Cerca había una playa que formaba una laguna circular de aguas calmas. Sólo había una persona bañándose, y algunas parejas sentadas en la arena. También nos sentamos en la arena, ante la laguna, con el faro de vigía.


Al día siguiente amaneció despejado y con cielo azul. La isla lucía en todo su esplendor. Nuestro plan era rodear toda la isla caminando por la carretera panorámica que bordeaba la costa. Primero vimos la cercana Playa Dabaisha, una media luna con arena blanca. Era uno de los puntos de buceo de la isla.




A una hora de distancia del pueblo estaban las Zhaori Hot Springs. Eran varias pozas circulares de agua termal, junto a la playa y las verdes montañas. Era una de las tres únicas fuentes termales de agua marina del mundo, una peculiaridad. Las pozas exteriores estaban más templadas, y en un pabellón había una piscina con agua más caliente y duchas para masajear la espalda. La temperatura oscilaba entre 53º y 83º, aunque no nos pareció tan caliente. Fue muy agradable bañarse en las pozas y en aquel entorno.





Seguimos caminando por la carretera con poco tráfico que bordeaba la costa. El mar tenía un color azul intenso, y el fuerte viento formaba olas de blancas crestas espumosas. Vimos la Confucio Rock, un pináculo oscuro de roca volcánica, bastante picudo, que decían recordaba la figura de Confucio. Pasamos por Youzhi Lake, el primer asentamiento de la isla. Quedaba restos de algunas casas de piedra.





Otro punto del camino fue la pequeña cueva Guanyin. Primero se traspasaba una puerta oriental de tres arcos, con columnas y tejadillo, y se descendían los escalones de piedra hasta la cueva. El interior tenía ofrendas de flores y varitas de incienso. La cueva tenía un río subterráneo, que quedaba en la oscuridad. Descansamos en una cafetería junto a la cueva.



La última parada fue el Parque Memorial del Terror Blanco, un campo de trabajo donde en el pasado internaban a los disidentes políticos. Les obligaban a realizar trabajos forzados y los “reeducaban”. Era un recinto enorme, con barracones y un Museo de los Derechos Humanos. Vimos fotos antiguas de la colonia penal, de los prisioneros y los que fallecieron, de las celdas donde vivían, las celdas de castillo y aislamiento. Fue un periodo histórico duro durante la ley marcial de Taiwán.


En contraste con tanto sufrimiento, el campo estaba ubicado frente a un paisaje de una belleza especial. Una playa rocosa y de arena blanca, bordeada por hierba y con tres pináculos oscuros, junto al mar. Una maravilla natural. 

De la zona de piedras, los prisioneros extrajeron roca coralina para construir el muro de la prisión-campo de trabajo, de 1,5km de perímetro. Nos impresionó la belleza y el dolor que simultáneamente transmitía el lugar. Al día siguiente regresamos a Taiwán con el recuerdo de todo lo que vimos en aquella pequeña isla.