Mostrando entradas con la etiqueta Boracay. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Boracay. Mostrar todas las entradas

martes, 30 de septiembre de 1997

LAS PLAYAS DE BORACAY

 

En el viaje por Filipinas saltamos de isla en isla. Kalibo era la capital de la isla de Panay. En el aeropuerto nos ofrecieron comprar el combinado de bus y barco para ir a la pequeña isla de Boracay, nuestro destino. Embarcamos en Caticlán. El barco hacía tres paradas en tres tramos de la costa, que llamaban estaciones. Bajamos en la estación nº 2, cerca de Balabag. La marea estaba baja, no había muelle y para desembarcar nos metimos en el agua con las mochilas grandes. Nos alojamos en un bonito bungalow hecho de bambú y cañas trenzadas, con una hamaca en el porche. 


La arena era fina y blanca. Lo primero que hicimos fue meternos en aquellas maravillosas aguas verde azuladas y transparentes. El mar estaba salpicado de barquitas y se formaban pequeñas olas con el viento. Desde el agua veíamos toda la parte frontal de la playa llena de palmeras, los resorts estaban detrás, ocultos a la vista. Así quedaban integrados en el paisaje y se protegían de los muchos tifones de la zona. Detrás de la hilera de palmeras había unos altos parapetos hechos de troncos y cañas, con un camino sombreado para pasear.




Aquella era la costa oeste, la que llamaban White Beach, que era mejor para nadar. En el extremo había unas rocas aisladas, donde los isleños habían hecho un santuario con una virgen. A los pies de la virgen nos bañamos, tomamos el sol y dormitamos a la sombra de un cocotero. Unas mujeres nos vendieron una jugosa piña que saboreamos allí mismo. 

Otro día exploramos el interior de la isla y nos metimos por un sendero transversal. Comprobamos que la isla conservaba una exuberante vegetación. La isla tenía 7km de largo por 1km de ancho. La cruzamos y vimos la otra costa, con buen snorkel.


Al día siguiente fuimos con barca a bucear en la zona de playa de Ilig-Iligan. Comimos frente a Cocodrile Island: pescado lapu-lapu a la brasa, ensalada de arroz, pinchitos de carne, piña y bananas. Todo riquísimo porque el snorkel nos daba apetito. Seguimos por Laurel Island. Había peces en abundancia. Al regresar, el mar estaba bastante revuelto, con oleaje, y la barquita saltaba sobre las olas, como un caballo desbocado. 

En la playa las mujeres ofrecían sus servicios como masajistas. A la sombra de una palmera, tumbada en un sarong filipino, me embadurnó con aceite de coco, y me masajeó todos los músculos y huesecillos de la cabeza a los pies. Pasamos cuatro días en Boracay y disfrutamos mucho de la isla, sus playas, del buceo, la gastronomía, su vegetación y naturaleza. Una delicia. 





Viaje y fotos realizados en 1997

domingo, 28 de septiembre de 1997

BUCEO EN ISLAS FILIPINAS

En Filipinas tuvimos oportunidad de bucear en varias islas. En la isla Palawan hicimos snorkel en varios lugares. Alquilamos gafas con tubo y aletas. En El Nido un barquero nos llevó a Seven Comandos y Lupus-Lupus, bordeando la preciosa costa. Aquella zona era un arrecife continuo, formando un cinturón coralino

El agua se veía verde transparente y ya desde la barca se distinguían peces y corales. Desde Port Burton fuimos en barca a las islas Capsalay, Paradise, Exótica, Ipadawan, e Inala-Deland. Otro día fuimos al archipiélago Bacuit y al arrecife María. Y en la isla Boracay hicimos snorkel en la playa Ilig-Iligan y las islas Cocodrile y Laurel.


Vimos estrellas de mar azules. Había todo tipo de plantas marinas: unas parecían nenúfares gigantescos de color verde, otras eran de color rojizo y otras rosadas. Había corales ramificados y rocas coralinas con dibujados en su superficie laberintos. Algunas tenían forma de setas o champiñones gigantes. Había una especie de valvas abiertas de un color azul eléctrico, que atraían organismos acuáticos y luego se cerraban, atrapándolos. Adosados a otras rocas había una especie de erizos anaranjados.









Los peces también eran muy variados. Vimos los peces payaso rojos con franjas blancas, nadando entre las anémonas. Peces azul eléctrico, peces cebra con rayas amarillas y negras, peces verdes, y hasta una serpiente a franjas blancas y negras, ondulando bajo el agua. Utilizamos una cámara desechable submarina de Fotoprix y, aunque el colorido real era más intenso, nos gustó bastante el resultado. 




El Mar de Filipinas era un mar marginal de la parte occidental del Océano Pacífico. Las aguas estaban tranquilas, pero en algún trayecto de regreso encontramos oleaje, y la barquita saltaba sobre las olas como un caballo desbocado. En todas las islas disfrutamos el buceo y la abundancia de vida submarina. Una maravilla del viaje.

 Viaje y fotos realizados en 1997