Bogotá, la capital
colombiana, estaba a 2600m de altitud, en el altiplano de la Cordillera
Oriental. El lema de la ciudad era “2600 metros más cerca de las estrellas”.
El centro
histórico estaba formado por la gran Plaza Bolívar y el barrio de
La Candelaria, con sus casas bajas pintadas de colores. La Candelaria fue el barrio fundacional de la
ciudad en el s.XVI, con arquitectura colonial que conservaba la tipología de
construcción española. Nos gustó su ambiente y los edificios antiguos: La
Catedral Primada, el Palacio Liévano (sede de la Alcaldía Mayor), el Capitolio
Nacional y el Palacio de Justicia, la Iglesia Museo Santa Clara o el Palacio
del Virrey. Todos de magnífica arquitectura.
Paseamos entre
estudiantes por la Universidad de los Andes, de Ingeniería y otras, y por
varios Colegios Mayores como el de los Salesianos, de bonita fachada de estilo gótico, de ladrillo
rojo con franjas blancas.
Bogotá tenía
muchos museos. Empezamos visitado el Museo del Oro, que exhibía unas
55.000 piezas de oro de las principales culturas prehispánicas. En la primera
planta explicaba el trabajo de los metales. Utilizaban piedras para amartillar
el metal, las sometía al fuego a altas temperatura y luego las enfriaban
bruscamente. Para obtener las figuras utilizaban moldes de cera de abeja, que
se rompían con cada pieza. Había figuras antropomórficas y otras híbridas con
formas de animales (jaguar, aves picudas), insectos, formas geométricas…Se
exponían gran variedad de piezas ornamentales: diademas, narigueras,
pendientes, gargantillas, pectorales, mangos de bastón.
La segunda planta
se dedicaba a la Cosmología, Simbolismo y Ofrenda. Exhibía las piezas dedicadas
a los rituales de los dioses y utilizadas por los caciques y chamanes. Había
piezas de ajuar, encontradas en urnas funerarias de gente importante. Era
abrumadora la cantidad de piezas que se mostraban y vimos varios vídeos muy
interesantes. Un museo impresionante.
Cerca estaba el Museo
Botero, ubicado en otro edificio histórico y bonito, de dos plantas y con
un patio con arcos con un precioso jardín. Exhibía cuadros y algunas esculturas
de Fernando Botero. Todos los hombres y mujeres de sus cuadros tenían las misma
formas orondas características, desmesuradas.
También exhibía
cuadros de otros pintores como Degás, Balthus, Picasso, Tolouse-Latrec, Lucien
Freud…Muy completo.
El edificio del Museo Botero comunicaba con el Museo de la Moneda. En él se explicaba como se pasó de acuñar
las monedas hispánicas o los actuales pesos tras la Independencia. Exhibía varias
cajas fuertes antiguas.
Otra visita fue al
Museo del Traje, que dedicaba una parte a la explicación de la
elaboración de tejidos con diferentes telares y otras salas a los trajes de
cada región de Colombia. Todos eran muy coloridos, con faldas de vuelo para los
bailes. Una visita muy amena e interesante. Quisimos visitar la Quinta Bolívar
y el Museo de Arte Colonial estaban cerrados por reformas.
Un Funicular
ascendía hasta el Cerro de Monstserrate, a 3.175m de altura. En la cima
estaba la blanca Iglesia del Señor Caído, del s. XVI. Ocupaba el lugar de una
antigua capilla devastada por un terremoto, y era un lugar de peregrinaje.
Desde el cerro tuvimos unas magníficas vistas de la capital que se extendía en
el valle a nuestros pies. La ciudad moderna con sus altos edificios engullía el
pequeño y coqueto barrio de La Candelaria.